• Asignatura: Historia
  • Autor: feerlopez2017
  • hace 5 años

¿
como impacto la dictadura militar en la sociedad?


rojoex83: no entiendo por que salio estirada Lol
rojoex83: aqui te va otra
Anónimo: Bueno
Anónimo: wow
rojoex83: no se pero ami me aparecen estiradas supongo?
rojoex83: oye daiana
rojoex83: que tal si hablamos mañana ya son las 4 am no ehh dormido amiga jajajajja
rojoex83: Goodnight mujer divina
Anónimo: Hola
Anónimo: Perdón por no contestarte es que tuve que hacer algunas cosas

Respuestas

Respuesta dada por: rojoex83
6

Respuesta:

El 24 de marzo de 1976, militares instauran la más cruel dictadura de la historia en Argentina.

¿Cuáles fueron las consecuencias en una retrospectiva del golpe para la sociedad de Argentina?

Esos años marcaron lógicamente toda la sociedad. No sólo la pérdida de vidas humanas, sino también el fuerte deterioro social, del aumento de la pobreza, de la exclusión social y de la destrucción de la capacidad productiva del país.

Dentro de estos 30 años, lo que pocas veces se señala, es el tremendo aumento de la deuda externa que se transformó en una deuda eterna impagable y e inmoral, con una gran responsabilidad de las empresas internacionales, que se dieron autopréstamos, y que después pasó como deuda del Estado. La dictadura militar antes de entregar el poder al gobierno civil traspasa esa deuda privada como deuda del Estado. Y esto es la perversión que subsiste hasta el día de hoy.

Respuesta dada por: Anónimo
4

Respuesta:

Dictadura y sociedad

Un episodio tan grave como deponer a un gobierno elegido de manera constitucional difícilmente pueda concretarse por la acción de un único actor social –por ejemplo, las Fuerzas Armadas–, sino que requiere de un conjunto de avales y alianzas sociales sólidas. No hay golpe de Estado sin algún tipo de apoyo civil y el golpe de 1976 no fue la excepción. No obstante, tampoco se puede sostener que la sociedad civil en su conjunto brindó su apoyo a la iniciativa castrense. Mientras que algunos sectores aceptaron de modos diversos la irrupción militar –desde actitudes que iban del apoyo y la adhesión hasta la resignación–, otros recurrieron a diversos mecanismos para evidenciar un temprano distanciamiento desde la disidencia y la desobediencia hasta la franca oposición.

En el caso de la última dictadura, muchísimos argentinos en el ámbito privado aceptaron el golpe como una “solución” a la crisis de gobernabilidad que se había creado en los últimos meses del gobierno de Isabel Perón. Seguramente bajo la idea –recurrente en el siglo XX argentino– de que la única opción frente al fracaso del gobierno constitucional consistía en confiar a los militares la tarea de recomposición de la autoridad y el orden. Este consenso tácito, aunque extendido, es diferente –conceptual y políticamente– de otro cuyo carácter, aunque más acotado, fue explícito.

Sectores de alto poder económico apoyaron el golpe, como lo prueba la fuerte suba de las acciones en la Bolsa de Comercio el día después del derrocamiento de Isabel Perón. Entre los partidos políticos tradicionales, la respuesta osciló entre el silencio, la aceptación de la situación como si fuera la única opción posible y el apoyo directo. Los sectores de mayor jerarquía de la Iglesia dieron su aval la noche previa al golpe en una reunión secreta con la cúpula militar. Y los medios masivos de comunicación proporcionaron una interpretación auspiciosa de la situación. Incluso, ciertos sectoresde las organizaciones insurgentes interpretaron que el golpe favorecía las expectativas revolucionarias porque de ese modo se tornaría más visible para el pueblo quién era el verdadero enemigo.

Si bien la Junta Militar contaba con estos apoyos, en la madrugada misma del díadel golpe dispuso una serie de operativos, implementados al margen de toda legalidad, destinados a detener a un gran número de militantes, estudiantes, obreros e intelectuales, entre otros, cuyo destino fue la cárcel o la desaparición. Esta modalidad represiva es

un indicador de que no toda la sociedad estaba dispuesta a avalar el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional de la Junta Militar.

¿Cómo analizar el comportamiento de los distintos sectores sociales frente al terrorismo de Estado? ¿Desconocían aquellos que avalaron el régimen militar el dispositivo de terror? ¿Cómo fue posible que a lo largo de todo el país hayan existido cerca de 550 centros clandestinos de detención, la mayoría de ellos instalados en los grandes centros urbanos o en el centro de los pueblos? Estas son quizás las preguntas más difíciles de responder al momento de explicar lo sucedido durante la dictadura porque así como la vida cotidiana siguió “naturalmente” –las personas se casaron, tuvieron hijos, estudiaron, trabajaron, entre otras tantas cosas–, los responsables de la dictadura no eran “monstruos” ni “demonios” ajenos a la sociedad sino más bien productos de ésta.

Es cierto que la sociedad argentina padeció el terror dictatorial, pero a su vez, no es menos cierto que convivió con la política represiva de la dictadura, cuyo mayor grado de expresión fueron los centros clandestinos de detención (CCD) ¿La sociedad no contaba con indicios de los mecanismos del terrorismo de Estado? Los secuestros se realizaban frente a testigos; los operativos eran continuos y se llevaban a cabo en la vía pública; los centros clandestinos estaban instalados en sitios de gran visibilidad; los exiliados políticos se contaban en buen número; las denuncias de distintas organizaciones de Derechos Humanos tuvieron cierta publicidad, tanto las que provenían del exterior como las que se realizaban aquí y, hacia 1977, las Madres de Plaza de Mayo ya pedían por la aparición con vida de sus hijos en la histórica Plaza de Mayo. Asimismo y, finalmente, mucha gente pudo recordar, una vez terminada la dictadura, cómo alguna persona, más lejana o más próxima, había sido secuestrada. La existencia misma del miedo generalizado indicaba que había razones para temer.

Explicación:

Espero que te sirva ;)

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