escribe una explicación sobre los cambios y permanencias respecto a los roles de las mujeres y los hombres en la época del virreinato Y la actualidad ( cuatro líneas porfa ) ​

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Respuesta dada por: gabrielayirethjeroni
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Numerosos especialistas (Ariza y Oliveira, 2001; Lázaro, Zapata, Martínez y Alberti, 2005; García y Oliveira, 2006; Beck-Gernsheim y Beck, 2001) han prestado atención y puesto en discusión los cambios intrafamiliares como parte de un debate latente. Se han retomado desde los siguientes aspectos:

“Familias en transición”.

“Cambio en la estructura familiar”.

“La transformación del male breadwinner model”.

“La desinstitucionalización de la familia”.

“La destradicionalización familiar”.

Todos estos análisis, desarrollados desde distintos enfoques, comparten como objetivo central ampliar la discusión teórica y metodológica para abordar los retos y desafíos que las familias experimentan. Estas discusiones destacan el papel central que ha adquirido en las últimas décadas la perspectiva de género como eje de discusión transversal sobre el estudio de la familia.

Asimismo, estos estudios convergen en mirar y comprender las transformaciones en las dinámicas intrafamiliares y reconocer el cambio en la vida cotidiana de los espacios domésticos, además de develar cómo la familia, detrás de su carácter moderno e institucional, guarda cualidades homogéneas y contrastantes en oposición a la diversidad expresada en los arreglos familiares. Una de las rutas estudiadas es volver a la sociología clásica con una mirada crítica. En especial, a los estudios de Alexis de Tocqueville, August Comte, Emilie Durkheim y Friedrich Hegel, quienes, indirectamente, establecieron el carácter moderno, liberal y funcional de la familia nuclear.

El común denominador de esta bibliografía crítica, además de constituir a la familia como una institución, se sujeta en la hipótesis de pensar que la capacidad de cambio de los espacios domésticos obedece únicamente a las transformaciones sociales (Cicchelli-Pugeault y Cicchelli, 1998: 38-42). El cambio, desde el pensamiento estructural-funcionalista, refiere la capacidad de adaptación de las familias a su entorno. No es más que la expresión objetiva de una visión tradicionalista y funcional de la familia, que se reduce a anteponerla como la célula básica de la sociedad.

Conviene reflexionar y cuestionar cómo el pensamiento funcionalista establece explicaciones aplicables a las familias en la actualidad. Sin embargo, es oportuno discutir que son más las manifestaciones de descontento, transformación y cambio que los rezagos y vestigios tradicionalistas en cuanto a los roles y estilos de vida dentro de los hogares. Además de que el cambio de la sociedad hacia las familias ya no es unidireccional, como lo creía la sociología clásica; sino que debe considerarse cómo los hogares contribuyen a estas modificaciones sin necesitar, como primer paso, la existencia de coyunturas exógenas. El cambio de los espacios públicos también obedece a las transformaciones desde los espacios domésticos; por ende, a la visión funcional-estructuralista de la sociología clásica habría que sumar para enriquecer y fortalecer su mirada el enfoque posestructuralista. En particular la propuesta de los sociólogos alemanes Elizabeth Beck-Gernsheim y Ulrich Beck (2001).

Para fomentar este ejercicio, se debe reconocer la categoría de género como el eje de discusión transversal, que permite una lectura del cambio en las familias como elemento explicativo, además de considerar la diversidad en las identidades y roles de género, no como características anómalas, sino como la expresión de las permanencias o vicisitudes de las familias y su vida cotidiana.

1. Fomentar la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres para su inserción al mercado laboral, desarrollo personal y social.

2. Ensayar los ejercicios de jefatura del hogar, que aspiran a ser una práctica compartida, donde se insiste en mediar los acuerdos, las normas, las reglas dentro y fuera de las familias.

3. Estimular los roles equitativos, donde la paternidad y maternidad sean papeles flexibles, recíprocos y menos indiferentes, paradójicos y ambiguos.

El trabajo de Beck-Gernsheim y Beck (2001) ofrece, afablemente, un acercamiento a los procesos de cambio en las familias. La propuesta de estos autores permite esclarecer dilemas en torno al porqué la equidad de género en las relaciones o roles en las familias es sólo parte de un discurso ajeno a la práctica y, por ende, a la cotidianidad familiar dentro y fuera de los espacios domésticos.

Dicho de otro modo, “las desigualdades de género se [convierten], conscientemente, [en] un mal necesario para el funcionamiento familiar. [Debido a que] detrás de las fachas del ideal de la pareja de iguales [...] se amontonan las contradicciones” (Beck-Gernsheim y Beck, 2001: 43). Prueba de ello es lo que pasa con los hombres, para quienes “la palabra igual tiene otro sentido [...:] consideran compatibles la igualdad de hombre y mujer y el mantenimiento de la vieja división del trabajo”.

Para llegar a estas consideraciones, estos autores construyeron y expusieron tres tesis para engarzar su

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