mecanismo que permite transformar su vida acuática al terrestre en los anfibios​

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Respuesta dada por: videlabaltieri
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co mo su nombre indica, los anfibios –del griego amphi, "ambos", y bios, "vida"– llevan una doble vida. Cuando son jóvenes habitan siempre en el agua, pero al convertirse en adultos lo hacen fuera de ella. Este ciclo de vida tan complejo ha provocado que su anatomía sea muy distinta en cada momento de desarrollo –básicamente se divide en tres etapas, huevo, larva y adulto– y que, consecuentemente, su cuerpo sufra una serie de cambios drásticos para pasar de una a otra. Esto es lo que se conoce como metamorfosis. Este grupo de animales, del que existen unas 7.000 especies, fueron los primeros vertebrados que cambiaron el medio acuático por el terrestre –hace más de 350 millones de años–, aunque siguen dependiendo del agua para vivir, puesto que son muy sensibles a la abrasión y a la deshidratación.

Loa anfibios modernos han colonizado prácticamente todos los ecosistemas terrestres y solo son extraños en aquellas regiones que tienen climatología extrema, ya sea por exceso de frío o de aridez. La mayor parte son nocturnos y, como estrategia para controlar el equilibrio hídrico corporal, están más activos cuando hay humedad o pasan directamente mucho tiempo dentro del agua. En este sentido, un órgano clave para la supervivencia de estos animales –y en gran medida responsable de su evolución a la vida terrestre– es la piel. Además de proteger los órganos internos y ayudar a la respiración, la piel de los anfibios, extremadamente permeable y carente de pelos o escamas, es fundamental para regular eficazmente la pérdida y absorción de agua y, en consecuencia, garantizar la homeostasis. En algunos casos, como en el de los sapos, las salamandras y muchas ranas tropicales, la piel contiene sustancias tóxicas como medio de defensa ante los depredadores.

 

UNA GRAN CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN

Casi todos los anfibios son carnívoros en su etapa adulta, mientras que los renacuajos son principalmente herbívoros. Dado que no tienen el cuerpo adaptado para la carrera, suelen camuflarse y esperar pacientemente a que se acerquen sus presas para cazarlas. La mayor parte de especies tienen su hábitat cerca de ríos, lagos o estanques, aunque, gracias a su capacidad de adaptación, existen también especies de anfibios que se han especializado a vivir en los árboles, bajo tierra e incluso a llevar una vida completamente acuática –es el caso de algunas salamandras gigantes asiáticas y de especies que, como el proteo o el ajolote, no pasan por un proceso de metamorfosis y mantienen las principales características larvarias–.

La reproducción de los anfibios suele realizarse en el agua, donde la hembra deposita los huevos. La época más propicia para llevar a cabo esta actividad es en primavera, puesto que en las zonas templadas coincide con la época de lluvias y mayor humedad. La fecundación en la mayoría de casos es externa. Durante el acople, llamado amplexo, el macho se coloca encima de la hembra y descarga los espermatozoides sobre los huevos a medida que van saliendo. Los embriones de rana están rodeados por varias capas de material gelatinoso, que absorben agua y aumentan su volumen aglutinando los huevos en grandes masas. Aunque lo más habitual es que las hembras abandonen el lugar tras la puesta, hay especies de ranas y sapos terrestres que cuidan a su prole de forma activa.

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