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En 1972, la política argentina vivía un momento de tensión por la puja frontal entre Juan Domingo Perón y Alejandro Agustín Lanusse, dictador para ese momento de Argentina, el cual esperaba ganar las elecciones presidenciales nuevamente con apoyo del peronismo y el radicalismo. En julio del mencionado año, Lanusse reta públicamente a Perón a medirse en los comicios, permitiéndole ser candidato y a su vez tachándole de cobarde, llamándole además a regresar al país en un mes.
Perón sorprende a la opinión pública al regresar de su exilio en España el 17 de noviembre de 1972, y durante el tiempo de estadía en Argentina, se preparó para presentarse como candidato a la presidencia, con una serie de estrategias que desbarataban completamente el proyecto de re-elección de Lanusse, al punto que el dictador se vio forzado a prohibirle presentarse a las elecciones de 1973 como candidato, usando como excusa que no estaba domiciliado en Argentina cuando estas fueron convocadas, por lo que Perón designó a Hector Cámpora como su delegado y representante en los comicios, ganando el puesto presidencial con el 49,5% de los votos, para posteriormente renunciar a su puesto y dejarle el camino libre a Perón de presentarse a elecciones y alcanzar su tercer mandato