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Respuesta:
Asistimos al nacimiento de la cuarta revolución industrial, que está borrando
los límites entre las esferas físicas, digitales y biológicas. Está transformando las relaciones
productivas, económicas y comerciales, hasta modificar radicalmente nuestra forma de
vivir, de trabajar y de relacionarnos. No solo está cambiando el qué y cómo hacer las cosas,
sino también quiénes somos. Múltiples investigaciones coinciden en que el nuevo escenario
requerirá nuevas competencias no solo de carácter técnico y metodológico, sino también y
sobre todo de participativas y personales. Esas “competencias transversales”, ampliamente
generalizables y transferibles, requeridas en distintos contextos y diferentes actividades, que
se aprehenden a través de diversas experiencias. La educación es el arma más poderosa, que se
puede usar, para responder a la necesidad ineludible de actualizar y mejorar las competencias
de cada vez mayor número de personas y además a lo largo de sus vidas. Una educación que
fomente el aprender o el desaprender para volver a aprender en la sociedad VUCA. En ella es
imprescindible la intervención orientadora que favorece el esclarecimiento de posibilidades
personales con sentido, para que todo ser humano llegue a ser el que es, sin quedarse atrapado
en patrones cognitivos, procedimentales y actitudinales del pasado.