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Explicación:Las calles son un elemento indispensable en las ciudades, enmarcan el trazo, limitan espacios, son los caminos que nos llevan a nuestros destinos día con día y a través de los años se han convertido en testigos de la historia. En Xalapa, las calles han visto pasar a viajeros mexicanos y extranjeros que se sorprendieron con la belleza de sus construcciones, despidieron a los jesuitas cuando en el siglo XVIII fueron expulsados por los españoles y salieron de la ciudad hacia su destierro, recibieron a los soldados americanos y franceses de los ejércitos invasores, y también acogieron a comerciantes que vendían sus mercancías en la Plaza del Rey durante las ferias.
A lo largo de los siglos, la traza original de la ciudad ha sufrido alteraciones, en muchas ocasiones para ampliar una calle, en otras, para organizar el espacio que debían ocupar los edificios públicos, como sucedió cuando se construyó el edificio del Palacio de Gobierno y se derrumbaron las primeras construcciones erigidas en el siglo XVI, es por esto que a partir del 19 de diciembre de 1990 por decreto federal se delimitó la zona de monumentos históricos y artísticos que actualmente abarca 2,613 metros cuadrados; con este decreto quedaban protegidas las construcciones antiguas pero no así sus calles y mucho menos los nombres originales otorgados cuando se trazaron.
Los nombres de las calles están ligados íntimamente a la historia, lugares y a las personas que los habitan; cuando la ciudad se fue poblando era costumbre que los artesanos con el mismo oficio se asentaran en una calle para que no se rompiera el orden de la ciudad, así se llamaba calle de Loceros a la que conocemos actualmente como Sebastián Camacho, o la calle de donde se proveían de agua era llamada La Acequia hoy Juan Soto, o la de algún personaje popular como la calle del Tío Machado, que debía su nombre a don Julián Machado, de origen cubano y vecino del lugar,
actualmente calle Betancourt. Cuando escuchamos decir “Jesús te ampare”, la mayoría de los xalapeños sabemos que se refiere al nombre de un callejón, incluso hasta lo comentamos con otras personas para descubrir las diferentes versiones de la leyenda que existen en torno a éste. Una de las pocas calles que conserva su nombre antiguo es Alfaro, en honor al tuxpeño José María Alfaro, quien fue el primero en América Latina en construir y hacer volar un globo aerostático de aire caliente y que despegó en los llanos de los Berros.
Pero no todas las calles tienen un nombre que las identifique en forma particular o que nos de una referencia de su historia. Como sucede en muchas ciudades, a la mayoría de las calles de Xalapa les han cambiado el nombre, a manera de homenaje por el de algún prócer destacado de la nación, un benefactor de la comunidad o una fecha significativa de la historia, dejando en el olvido el nombre con el que fueron bautizadas, tal es el caso de la calle de Gomila hoy Miguel Hidalgo, o la de Recogidas, hoy Nicolás Bravo.
Estos nombres impuestos por nuestros representantes han hecho que muchas calles no tengan una relación con su pasado y es por eso que las personas buscamos su identidad dando referencias particulares como por ejemplo: ahí por la loma de sapote, haciendo referencia a la calle de Jiménez conocida así porque en la parte alta de la calle había una piedra que semejaba un sapo de gran tamaño.