• Asignatura: Historia
  • Autor: GRISELA2
  • hace 4 años

Por favor respondan bien pliss el q responde bien corona y corazón

El rey Melchor tenía gripe. Ya llevaba cuatro días enfermo. Le dolía la cabeza; le dolían tres dedos del pie derecho y las orejas.

Además, tosía mucho. Pero el rey Melchor, eso no le importaba.

Desde la cama, seguía leyendo las cartas que le escribían los niños del todo el mundo. En un cuaderno muy viejo iba apuntando la ciudad, la calle el nombre de los pedidos que los chiquillos le hacían.

El rey Gaspar se enfadaba mucho con el rey Melchor y lo reprendía cariñosamente:

-Tapate bien. No cojas frío. Ya sabes que mañana tenemos que salir a repartir los juguetes.

El rey Baltazar le tría al rey Melchor una taza de leche bien calentita, miel de la buena y una aspirina. El rey enfermo se lo agradecía y repetía:

-me encuentro tan mal que este año no poder salir a repartir juguetes. Me duele aquí y aquí….- y el pobre Melchor señalaba todo su cuerpo.

Baltazar lo tranquilizaba diciendo:

-ya verás cómo sanaras.

El rey Gaspar estaba preocupado y, en voz muy baja, le pregunto a Baltazar sin que lo oyera Melchor:

-¿Qué vamos hacer? Si Melchor está con gripe, no podemos salir de este año a repartir juguetes. Habrá que dejarlo para el año que viene, pero es que…eso no puede ser. Los niños nos esperan y sentirán mucha pena si no llegamos.

Baltazar dijo entonces:

-Tendremos que buscar otro rey; a alguien que en navidad4 haga las veces de Melchor.

Baltazar propuso que lo hiciera un muñeco amigo suyo. Disfrazándolo de Melchor, podría servir. El rey Gaspar propuso a un gigante5 muy conocido. Este gigante era tan bueno y tan dulce que tenía el corazón de un turrón6. Pero naturalmente, los dos reyes se dieron cuenta de que sus propuestas no valían. Tenían que ir el rey Melchor en persona.

-¡Que gripe tan inoportuna! –exclamó contrariado el rey Baltazar.

El rey Gaspar, después de pensar un poco, pregunto a su compañero:

-¿Tú sabes donde tiene la gripe el rey Melchor?

El rey Baltazar contesto sonriendo:

-creo que tiene la gripe en la cabeza, en los dedos de los pies y en las orejas.

-tengo una idea –dijo entusiasmado Gaspar

Entonces, el rey Gaspar cogió la aspiradora y aspiró la gripe que el rey Melchor tenía en el cuerpo. Y, así, la gripe desapareció completamente.

Gaspar y Baltazar se abrazaron encantados con su triunfo. El rey Melchor ya podría salir con ellos para poner en los zapatos lo que los niños habían pedido en sus cartas.

Y así fue. Melchor se levantó de la cama y cargó cien sacos de juguetes sobre espalda de su camello, llamado todo-lo-llevo-nada-queda.

La verdad sea dicha, el rey Melchor aun tosía un poco cuando repartía los juguetes

RESUELVE:

1.-Crea una historia a partir del final

Respuestas

Respuesta dada por: jjk0522
1

El calcetín de la suerte

 

Carlitos, era uno de esos niños que era incapaz de salir de casa sin llevar puestos unos calcetines que le había regalado su abuela. Eran tan bonitos y calentitos, que al pequeño le encantaba llevarlos a todas partes, para enseñárselos a sus amigos.

 

Un buen día, cuando su mamá se los llevó para lavarlos en la lavadora, uno de los calcetines desapareció sin dejar rastro. Enterado de la noticia, el pobre Carlitos se puso tan triste, que se negaba a salir de casa, hasta que volviera a aparecer su calcetín perdido. A tal grado llegó su disgusto, que sus padres tuvieron que llamar a su abuela, para que intentara convencerle.

 

Tras descansar de su largo viaje, la abuela Carmen entró en la habitación del pequeño y le dijo:

 

-¿Por qué lloras mi chiquitín?

 

-Ay abuela-dijo hecho un mar de lágrimas-no se como ha pasado, pero alguien me ha quitado uno de los calcetines que me regalaste.

 

-Ya se que te gustaban mucho, pero seguro que ese calcetín está ahora en un lugar mucho mejor.

 

-Pero abuela-dijo gimoteando- ¿Cómo puedes decir eso?

 

-Porque esos calcetines que te regalé, son mágicos y llevan la buena suerte a aquel que le hace falta. Tu ahora solo tienes uno, porque en algún lugar del mundo, hay otro niño al que le hace falta tener más suerte que tú.

 

-Entonces abuela, ¿este también se marchará?

 

-Puede hacerlo, a menos que me prometas dejar de llorar y vuelvas al colegio con tus amigos. ¿Lo prometes?

 

-Lo prometo abuela.

 

Cuando un calcetín se pierda y no puedas dar con su paradero, recuerda que quizás esté ayudando a alguien a resolver sus problemas.

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