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Sus recursos naturales privilegiados y a una legislación con visión de futuro han permitido estar a la vanguardia en este sector de actividad.
En los últimos años, Uruguay transformó completamente su matriz energética. Entre 2010 y 2016 invirtió USD 7.800 millones en infraestructura energética y actualmente el 97% de la electricidad se genera a partir de fuentes renovables. En 2018 el 38% de la generación de energía eléctrica fue eólica (siendo el segundo país del mundo en porcentaje de esta energía en su matriz eléctrica), el 7% de biomasa, algo más del 3% fotovoltaica, la térmica poco menos del 3% y el resto -casi la mitad- hidroeléctrica.
En la actualidad Uruguay es uno de los países líderes en el mundo en producción de energía eólica, junto con Dinamarca, Irlanda y Alemania, con más de un tercio de su electricidad proveniente de parques eólicos.
Uruguay, el país más equitativo de América Latina y con los ingresos medios más altos, logró esta transformación de su matriz energética asumiendo fuertes compromisos con el cuidado del medio ambiente y la producción sostenible.
Así que no fue ninguna sorpresa cuando Uruguay fue reconocido en 2018 como una de las naciones líderes en la producción de energía eólica y solar por REN21, respaldada por la ONU para promover la energía renovable en todo el mundo. Además la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA), en una publicación reciente (Innovation Landscape for a renewable-powered future, junio 2019), cita la experiencia uruguaya como uno de los ejemplos de manejo exitoso de sistemas eléctricos con alta participación de renovables.
Uruguay tiene una ubicación ideal para la generación de energía solar, eólica e hidráulica, con un paisaje de penillanuras y cientos de millas de costa oceánica y fluvial.
Utilizando una legislación con visión de futuro y esquemas de incentivos, Uruguay también es eficiente en la atracción de buenos negocios dentro del sector. Su política de libertad de generación de energía fomentó significativas inversiones del sector privado, y junto con el sector público invirtió anualmente más del 3% del PIB en infraestructura energética durante el periodo en que se procesó el cambio de la matriz energética. La REN 21 de 2016 (Renewables Global Status Report) clasificó a Uruguay en el quinto lugar del mundo en términos de inversiones en energía renovable como porcentaje del PIB.
Uruguay está a la vanguardia de la política energética en América Latina y el mundo y su exitoso modelo ha sido emulado por varios otros países. Las claves para alcanzar estos hitos han sido las condiciones naturales del país, la voluntad política, un marco normativo moderno y efectivo y la implementación de un modelo de asociación público - privada para la inversión en el sector.
La transformación de la matriz eléctrica que llevó adelante Uruguay supuso una incorporación de generación renovable que minimizará los costos de abastecimiento. En la actualidad ya existen excedentes estructurales que presentan grandes oportunidades para su aprovechamiento.
La movilidad eléctrica será un componente fundamental de esta transformación, particularmente con los buses urbanos y vehículos livianos (utilitarios y taxis). Las iniciativas que se está planteando el país en este sector tienen ahora el objetivo de descarbonizar la matriz global de abastecimiento eléctrico