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Qué es la educación y valor de la educación
¿Qué es la educación? ¿Cómo la pensamos y cómo nos comportamos con ella?
Pretender acceder a la educación conlleva un gran riesgo: darnos cuenta que
no sabemos qué cosa sea y, consecuentemente, no saber qué cosa somos.
Hablamos, oímos, escribimos sobre ella y sobre nosotros, pero saber qué es
ella y qué somos nosotros es un reto. Es un reto para la vida. En esta primera
idea claramente se perfila ya el sentido que le voy a dar a la educación. No
se trata de una técnica, de un sistema, de un método, de un aprendizaje, de
una transmisión o enseñanza. Se trata de un modo de ser. Por eso creo tener
razón cuando digo que, si no sabemos qué es la educación, tampoco sabremos qué somos nosotros mismos. La educación es un constitutivo esencial de
nuestro ser. No es un añadido ni tampoco un adorno. En este sentido educar
y educarse solamente compete a los seres humanos.
Educar no es un término unívoco, rebasa ese concepto. Educar tiene una
pluralidad de sentidos, mismos que tienen que ver con la vida, con el pensamiento, con la cultura, con el quehacer y, finalmente, con el ser. Educar y ser son dos términos inherentes. Podríamos decir que se educa para ser y se
es de acuerdo a la educación adquirida. Cuando descubramos qué significa
educar entonces nos estaremos capacitando para pensar, sentir y actuar. Nos
estaremos capacitando para ser (no se trata de una capacitación técnica,
como ya dijimos; ni tampoco de la adopción de un arquetipo, como el que
hoy se nos propone de “educar por competencias”). El término capacitación
dentro de la educación significa reconstrucción, recreación, reinvención;
por lo tanto, no se pretende reproducir un modelo (por bueno que éste sea,
en el mejor de los casos). Involucrado en ese proceso, el hombre se vuelve
observador y autocrítico, y obtiene un buen conocimiento de sí mismo, se
relaciona de una manera adecuada con el otro, con la naturaleza y con las
herramientas que él mismo produce. Esta nueva idea nos lleva a pensar que
la educación no tiene un sentido individualista, sino eminentemente social y,
más aún, cósmico (de relación con el universo). Según Gadamer, la educación
no depende de un programa, de un plan preestablecido, de la imposición de
un paradigma —lo cual viene impuesto desde fuera—, sino del desarrollo de
un comportamiento natural y consciente en el que la interrelación juega un
papel fundamental. En sus propias palabras: “la educación es así un proceso
natural que, a mi parecer, cada cual acepta siempre cordialmente procurando
entenderse con los demás”.1
Como nos podemos dar cuenta, educar o educarse no es cosa fácil. Lo
fácil es seguir un modelo o imponerlo. La dificultad para el sentido auténtico
de educación viene acrecentada por la existencia de la interrogante, duda
y sospecha respecto a los postulados básicos de la estructura educacional
sostenidos por un sistema. Así, parece que nuestro proyecto de educación
nacional, regional, institucional, se orienta por otros caminos.
Explicación:
no se si ayuda :P