• Asignatura: Informática
  • Autor: rosacasasola36
  • hace 5 años

alguien me puede marcar los recurso de este texto

El catalejo es el resultado de combinar dos lentes, una plano-cóncava y otra plano-convexa, en un tubo. Una de las lentes se sitúa cerca del ojo (el ocular) y la otra, en el extremo del tubo que apunta hacia el objeto (el objetivo). A finales de septiembre de 1608 el holandés Hans Lipperhey había diseñado un ?artificio por medio del cual todas las cosas que están a gran distancia pueden verse como si estuvieran cerca?. Galileo tuvo noticia de la existencia de aquellos instrumentos en julio de 1609, y se puso a construir uno con un tubo de plomo, ensayando distintas lentes. Modificando los cortes de éstas, y puliéndolas él mismo, consiguió un aparato que acercaba mucho más los objetos. El 4 de agosto ya tenía un buen catalejo, pero siguió trabajando en él hasta el día 20, en que partió a presentarlo al Dux y regalárselo a la República de Venecia. Con el tiempo incrementó de manera muy notable la potencia de las lentes ?según su propio testimonio hasta 60 aumentos- e hizo de aquel juguete un poderoso instrumento de investigación astronómica. El príncipe Federico Cesi, uno de los cuatro fundadores de la Academia de los Linces, fue quien en 1611 utilizó por primera vez la palabra telescopio para designarlo. Aunque no lo hubiera inventado, con los descubrimientos realizados tras el otoño de 1609, Galileo lo había convertido en instrumento de revolución científica.

En 1609 Galileo contaba 45 años y vivía en Padua, dando clases en la universidad, regentando una pensión de estudiantes dónde ?según ellos? había "buena cama y buena mesa" y ocupando gran parte de su tiempo en temas de física experimental, astronomía y matemáticas. Cuando oyó hablar de un nuevo instrumento que permitía ver de cerca los objetos lejanos no esperó para construir uno. Su primer catalejo no tendría más que tres aumentos, pero pronto consiguió mejorarlo. Durante tres semanas observó con detalle nuestro satélite, y dejó al menos ocho dibujos de la primera gran sorpresa: ¡La Luna tenía montañas!



Aquel descubrimiento causaría un gran impacto. Todo el mundo creía, siguiendo a Aristóteles, que el Sol y la Luna eran perfectos, como corresponde a cuerpos celestes. Según la cosmología aristotélica, mientras las cosas de nuestro mundo estaban formadas por los cuatro elementos -Tierra, Agua, Aire, Fuego- y eran imperfectas y cambiantes, todo lo que había de la Luna para arriba estaba formado por un quinto elemento, el Éter o Quintaesencia, y era por naturaleza perfecto e inmutable. Sin embargo, la Luna que el telescopio desvelaba a los ojos de Galileo no era lisa y uniforme, sino igual que la Tierra, con valles y montañas. Las observaciones astronómicas se sucedieron de manera sistemática, descubriendo también, entre otras cosas, que el firmamento posee muchas más estrellas que las que se observan a simple vista y que la Vía Láctea es un conglomerado de innumerables estrellas.



El descubrimiento que Galileo consideró más importante se refiere a los satélites de Júpiter. La fecha, histórica para la ciencia, es la del 7 de enero de 1610. Aquel día, a primera hora de la noche, observó tres estrellas, pequeñas y brillantes, en las proximidades de Júpiter que no había contemplado con otros telescopios de menor potencia. Aunque pensó que serían estrellas fijas, le llamaron la atención por estar en línea recta. En días sucesivos observó, con gran admiración, que su posición variaba con respecto a Júpiter, es decir, que no eran estrellas fijas, sino errantes. Galileo hablaría del descubrimiento de "cuatro planetas" que giran alrededor de esa estrella con gran celeridad.



El ver que existían cosas en el cielo girando alrededor de Júpiter encajaba bien con las ideas de Copérnico, de que nosotros no somos el centro. Además, Galileo había visto la luz que la Tierra refleja sobre la Luna, y concluyó que brillaba, como los planetas. Esos descubrimientos, junto con otros que realizó aquel mismo año, servirían para convencerle de que el sistema heliocéntrico era una realidad. Galileo maduró aquella idea durante más de veinte años y, empeñado en su libertad intelectual, la defendería públicamente, lo que le valió el castigo de la Inquisición.

Respuestas

Respuesta dada por: luitroman
6

Respuesta:

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El día de los encargos era uno de los más esperados por todos los niños en clase. Se celebraba durante la primera semana del curso, y ese día cada niño y cada niña recibía un encargo del que debía hacerse responsable durante ese año. Como con todas las cosas, había encargos más o menos interesantes, y los niños se hacían ilusiones con recibir uno de los mejores. A la hora de repartirlos, la maestra tenía muy en cuenta quiénes habían sido los alumnos más responsables del año anterior, y éstos eran los que con más ilusión esperaban aquel día. Y entre ellos destacaba Rita, una niña amable y tranquila, que el año anterior había cumplido a la perfección cuanto la maestra le había encomendado. Todos sabían que era la favorita para recibir el gran encargo: cuidar del perro de la clase.

Pero aquel año, la sorpresa fue mayúscula. Cada uno recibió alguno de los encargos habituales, como preparar los libros o la radio para las clases, avisar de la hora, limpiar la pizarra o cuidar alguna de las mascotas. Pero el encargo de Rita fue muy diferente: una cajita con arena y una hormiga. Y aunque la profesora insistió muchísimo en que era una hormiga muy especial, Rita no dejó de sentirse desilusionada.

La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la injusticia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante:

- Convertiré este pequeño encargo en algo grande -decía Rita.

Así que Rita investigó sobre su hormiga: aprendió sobre las distintas especies y estudió todo lo referente a sus hábitat y costumbres, y adaptó su pequeña cajita para que fuera perfecta. Cuidaba con mimo toda la comida que le daba, y realmente la hormiga llegó a crecer bastante más de lo que ninguno hubiera esperado...

Un día de primavera, mientras estaban en el aula, se abrió la puerta y apareció un señor con aspecto de ser alguien importante. La profesora interrumpió la clase con gran alegría y dijo:

- Este es el doctor Martínez. Ha venido a contarnos una noticia estupenda ¿verdad?

- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de insectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habéis sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se os encomendó. ¡Felicidades! ¡Seréis unos ayudantes estupendos!.

Ese día todo fue fiesta y alegría en el colegio: todos felicitaban a la maestra por su idea de apuntarles al concurso, y a Rita por haber sido tan paciente y responsable. Muchos aprendieron que para recibir las tareas más importantes, hay que saber ser responsable con las más pequeñas, pero sin duda la que más disfrutó fue Rita, quien repetía para sus adentros "convertiré ese pequeño encargo en algo grande" .

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