Respuestas
Explicación: Las consecuencias específicas de la crisis de la deuda han sido hasta ahora la depresión económica y la miseria de América Latina, Africa y parte de Asia, peores que las de 1930. El crecimiento y el desarrollo de América Latina se han retrasado 10 años, retrotrayéndose a los años setenta. El retroceso de África ha sido de 20 años, hasta llegar a niveles de rentas iguales o inferiores, a los que tenía en la época de su independencia, en los años sesenta. Las importaciones, la inversión, la producción, el consumo e incluso la reproducción social (mediante la desinversión risica v los servicios sociales) han suirido drásticos recortes, y el medio ambiente se está degradando peligrosamente, a fin de generar excedentes para la exportación y pagar así los intereses de la deuda externa e interna de esos países. En comparación con el servicio de la deuda que Alemania tuvo que pagar como reparación por la I Guerra Mundial, que fue el 25% de los ingresos por exportaciones y un promedio del 2% del PNB durante la década de 1920 (con un máximo del 3,5% de 1929 a 193 l), desde 1983 los países latinoamericanos han transferido al extranjero entre el 6% y el 10% de sus ingresos por exportaciones y un promedio entre el 6% y el 10% de su PNB. Esto se traduce en unas transferencias de capital de los países pobres del Tercer Mundo a los países ricos de Occidente del orden de 120.000 millones de dólares anuales; es decir, más de 700.000 millones de dólares desde que estalló la crisis de la deuda. A consecuencia de esto, el promedio de renta per cápita descendió un 15% en América Latina y un 25% en África. La renta nacional de Brasil solamente ha alcanzado una vez, en 1985, el nivel que tuvo en 1981. Sin embargo, la disminución de la renta nacional no se ha distribuido por igual, sino que ha caído desproporcionalmente, con mucho más peso sobre los más pobres de los pobres, cuyo nivel de vida y de empleo, que ya era bajo, ha disminuido todavía más a causa de la crisis de la deuda del Tercer Mundo. Llegará un día, probablemente en la próxima recesión, en que las peticiones de la banca y los Gobiernos occidentales y del FMI para que el Tercer Mundo se apriete todavía más el cinturón reciban la respuesta de "no puedo; ya me lo comí ayer".