• Asignatura: Historia
  • Autor: ludmibonifetto05
  • hace 4 años

¿por que el genero influye en la división social del trabajo?

Respuestas

Respuesta dada por: sebasruales18
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Respuesta:

Explicación:

La división del trabajo entre hombres y mujeres depende del contexto ... Por tareas productivas se entiende el trabajo realizado para producir bienes y ... que son el resultado de prácticas o de sistemas sociales patriarcales.

Respuesta dada por: AndresKoster
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Respuesta: La división del trabajo entre hombres y mujeres depende del contexto socioeconómico y cultural, y puede ser analizada distinguiendo entre tareas productivas y tareas reproductoras.

Por tareas productivas se entiende el trabajo realizado para producir bienes y servicios, así como la transformación de materias primas. La expresión tareas reproductoras se refiere a la maternidad y a las distintas actividades que se denominan hoy en día “economía de cuidados”; es decir, cuidados necesarios para el sostenimiento de la vida y la supervivencia humana: alimentación, cuidados físicos, educación, formación, etc.

El acceso de las mujeres al empleo sigue obstaculizado por la rígida división del trabajo en función del género. División entre trabajo reproductivo o doméstico, no retribuido ni valorado, asignado habitualmente a las mujeres y el trabajo productivo o empleo, retribuido y valorado socialmente, asignado tradicionalmente a los hombres.

El hecho de que las mujeres se ocupen tanto de tareas productivas como de  reproductoras significa que, con frecuencia, suelen trabajar más horas al día que los hombres. A menudo las actividades reproductoras que realizan las mujeres no son remuneradas o se desarrollan en el sector no estructurado de la economía, sin estar cubiertas por la legislación laboral, como consecuencia el trabajo realizado por las mujeres queda excluido de las estadísticas de empleo y de rentas. Es preciso revisar estas tareas desde una perspectiva de género, de forma que las funciones productivas y reproductoras en el hogar, la comunidad o el lugar de trabajo puedan ser compartidas equitativamente por  hombres y mujeres.

A pesar de la progresiva participación de las mujeres en el mercado laboral, esta segregación de partida se produce en muchos aspectos haciendo que el empleo presente un comportamiento bipolar en función del género. En Andalucía, según las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística, en el primer trimestre del  2016  la tasa de ocupación entre la población mayores de 25 años es de un 37,41% para las mujeres y de un 51,84% para los hombres. En función a las tasas de ocupación por sectores económicos se observa que los hombres ocupan un 12,8 % en agricultura, un 11,4% en industria, un 8,7% en construcción y un 67,2% en el sector servicios, frente a un 6,2% de ocupación de las mujeres en agricultura, un 4,1% en industria, un 0,7% en construcción y un 89% en el sector servicios. En cuanto al tipo de Jornada, las mujeres presentan en un 28,6%  ocupaciones a tiempo parcial y en un 71,4% ocupaciones a tiempo completo, frente a los hombres que presentan un 90,9% de ocupación a tiempo completo y un 9,1 % de jornadas a tiempo parcial.

Como podemos observar en las estadísticas más básicas, las mujeres tienen un menor porcentaje de ocupación, presentan una mayor ocupación en trabajos a jornada parcial y  desarrollan mayoritariamente puestos de trabajo feminizados, que representan una prolongación de las tareas que venimos desarrollando en el ámbito doméstico (educación, sanidad, limpieza, cuidado personal…), los hombres se dedican a ocupaciones que a su vez resultan masculinizadas, relacionadas con el esfuerzo físico, manejo de maquinarías o  ejercicio de poder (construcción, industria).

Esta separación de los ámbitos no sólo repercute en una mayor dificultad de acceso o exclusión de algunos puestos de trabajo para la mujer, sino que conlleva que el número de ofertas de empleo sea menor, que las condiciones de trabajo sean más nefastas y que la remuneración o percepción económica sea inferior, incluso en aquellos trabajos que pueden ser considerados de igual valor.

Es pues, la diversificación de las opciones laborales de mujeres y hombres fundamental para que unas y otros puedan optar con libertad entre todas las oportunidades que ofrece el mercado laboral. Por otra parte, nos encontramos a la hora de acceder a empleos considerados masculinos con un lenguaje y un conjunto de elementos  que tienden a preservar esa supuesta parcela reservada a los hombres. Por ello, es necesario promover un cambio en la cultura empresarial, poner en marcha estrategias destinadas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permitan  corregir aquellas discriminaciones que son el resultado de prácticas o de sistemas sociales patriarcales


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