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Históricamente, la moda ha determinado diversos aspectos de una sociedad, abarcando desde lo primordial como factores climáticos o geográficos a secundarios como status de posición social; el vestido abarca inclusive la diferenciación sexual.
La moda como tal evoluciona junto con la cultura a la que representa, ejemplos de ello lo vemos en las distintas épocas de la historia universal, como el griego, donde se vestía con mucho lino, lana y algodón y hasta la seda, o la romana, donde se empezó el arte de la costura; cada etapa temporal fue agregando algo nuevo que destacase entre las anteriores. En épocas como la edad media solo se veía lo básico sin inmiscuir mucho en la posición social -a excepción de los reyes- pero conforme llegaron tiempos de mayor expansión, se exaltó la pomposidad y la elegancia.
Pese a su recurrente evolución, no existen textos históricos que determinase como debía vestir un pueblo, ya que nunca fue necesario, toda moda era visual y su estudio y evolución era considerado un arte práctico, no teórico. Hoy en día es que se hace uso de una publicación impresa (periódicos, revistas, catálogos) para la masificación del arte de la moda y la exposición económica de las prendas que destacan en una sociedad que tiende a la vanidad y a la expresión del status quo como cultura.