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Respuesta:
El 9 de agosto de 1943 la señora Olga Martínez de Andrade salió de su domicilio en
Tabasco 106, Colonia Roma, acompañada de su hijo de seis años, Rafael Andrade
Martínez. La señora tenía una invitación para comer en casa de su madre, doña Caridad
Acevedo de M., que habitaba en Gelati número 36 bis, Tacubaya. Aprovechando la hora
temprana y la cercanía decidió llevar a su niño a Chapultepec.
Rafael estuvo muy contento jugando en Chapultepec.
Estaba cansado y se tendió de espaldas en la hierba. Su madre tomó asiento en el tronco
vencido de uno de aquellos árboles.
Transcurrieron varios minutos, Olga sacó su reloj. Acercándoselo mucho a los ojos vio que
eran las dos y dijo que ya debían irse a casa de la abuela. Rafael le suplicó que lo dejara
un rato más. La señora aceptó de mala gana,
Para esas horas Chapultepec había quedado desierto. Con una ramita, el niño se divertía
en poner obstáculos al desplazamiento de un caracol, De pronto se abrió un rectángulo de
madera oculto bajo la hierba rala del cerro y apareció un hombre que dijo a Rafael:
-Déjalo, no lo molestes, Los caracoles no muerden y conocen el reino de los muertos,
Salió del subterráneo, fue hacia la señora, le tendió un periódico doblado en dos y una rosa con un alfiler: