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Las partículas diminutas alimentan fuertes tormentas e influyen en el clima mucho más de lo que se ha apreciado, según concluye un estudio publicado en la edición de este viernes de la revista 'Science'. La investigación se centra en el poder de diminutas partículas en el aire conocidas como aerosoles, que pueden provenir de la contaminación del aire urbano e industrial, los incendios forestales y otras fuentes.
Aunque los científicos sabían que los aerosoles pueden jugar un papel importante en la configuración del tiempo y el clima, el nuevo trabajo muestra que las partículas más pequeñas tienen un efecto descomunal: las partículas de menos de una milésima de grosor pueden hacer que las tormentas se intensifiquen, crezcan y descarguen más lluvia. Los diminutos contaminantes, considerados durante mucho tiempo demasiado pequeños para tener un gran impacto en la formación de gotas, son, en efecto, diminutos aguaceros.
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