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Respuesta:
sabes fue un año difícil porque con las clases online no aprendes nada. yo estoy asiendo las guías como puedo. esa es mi reflexión.
Respuesta:En nuestro entorno, el aire de las ciudades en alerta, la deforestación avanzando aceleradamente, las mineras al acecho del oro incluso a costa de la destrucción de los ecosistemas y la contaminación de las aguas, los petroleros buscando llegar hasta los más íntimos rincones de la madre tierra para proseguir su insostenible tarea y los carboneros buscando mercados para seguir exportando contaminación, el narcotráfico prosperando y los defensores del medio ambiente y los líderes sociales muriendo. La codicia como motor del país seguía en marcha, el extractivismo se imponía, la gente protestaba y se decía que la economía iba mejorando. Todo era “normal”
:Todo parecía estar avanzando normalmente. El hambre en el África aumentaba, la cantidad de desplazados de sus hogares en Siria también, los Estados Unidos trumpistas seguían destruyendo el multilateralismo y negando el cambio climático, los chalecos amarillos en Francia protestaban y los neofascistas resurgían en Europa, Putin buscaba eternizarse en Rusia, las bolsas de valores subían y bajaban y los petroleros contaminaban generosamente la atmósfera, las megaciudades jugaban a ser sostenibles, las multinacionales crecían a costa del medio ambiente de los países del tercer mundo, nuestros compañeros de la red de vida planetaria seguían extinguiéndose, Bolsonaro no paraba de quemar la selva, los pesqueros industriales depredaban los mares y los turistas confundían los lugares de vida y los venerables monumentos con parques temáticos. Todo estaba bajo “control”. La codicia como motor del mundo seguía en marcha, la desigualdad se acentuaba y la humanidad avanzaba engañada hacia el desastre, bailando al borde del precipicio. Súbitamente todo cambió. Un nuevo virus, muy probablemente conectado con un murciélago y salido de un mercado de una gigantesca ciudad China, amenazó a la humanidad y nos recordó que todos somos iguales. Los aviones que eran parte esencial de nuestra vida no volaron más, las fábricas pararon, los hoteles no tuvieron clientes y los cruceros multitudinarios quedaron quietos, las ciudades bulliciosas y que nunca dormían se callaron, las fiestas se apagaron, los restaurantes se cerraron y las gentes buscaron sus hogares y a su familia para aislarse persiguiendo la seguridad.