Respuestas
Oraciones personales. Aquellas en las que un sujeto lógico es reconocible, ya sea que esté explicitado o no. Estas oraciones, a su vez, se clasifican de acuerdo al tipo de sujeto que posean, en:
Oraciones de sujeto explícito. Aquellas en las que el sujeto está claramente identificado y es reconocible a simple vista. Por ejemplo: “Mi madre teje escarpines con lana china” (sujeto: “Mi madre”).
Oraciones de sujeto elíptico. Aquellas en las que el sujeto está elidido, o sea, no es explícito o no se ha pronunciado, pero se puede inferir de su contexto. Por ejemplo: “Tengo un libro de medicina en casa” (sujeto: “Yo”).
Oraciones de sujeto indeterminado: Aquellas en las que hay un sujeto oracional, pero su identidad no puede ser revelada o no se desea hacerlo, y en su lugar se emplea una fórmula imprecisa. No equivale a oraciones impersonales, ya que el verbo está debidamente conjugado. Por ejemplo: “En la escuela me robaron mi cuaderno” (sujeto: un "ellos" indeterminado)
Por otro lado, es posible clasificar también las oraciones simples atendiendo a su modalidad, o sea, a la actitud manifiesta del hablante marcado por el modo del verbo. Así, tenemos:
Oraciones enunciativas o Realis. Aquellas en que se aborda objetivamente un acontecimiento, es decir, se describe algo de la realidad concreta o imaginaria. Por ejemplo: “El auto tiene el radiador averiado”.
Oraciones no–enunciativas. Aquellas que expresan un contenido subjetivo, de acuerdo a las siguientes posibilidades:
Imperativas. Acuden al receptor con la intención de modificar o influir sobre su conducta. Por ejemplo: “¡Ya levántate del suelo!”.
Desiderativas. Expresan un deseo del emisor, por lo que suelen ir acompañadas de términos que expresan esperanza o anhelo. Por ejemplo: “Ojalá mi papá me traiga un chocolate”.
Dubitativas. Expresan una duda o posibilidad en las consideraciones del emisor, por lo que suelen ir acompañadas de adverbios o locuciones que expresan duda. Por ejemplo: “Tal vez mañana me anime a dejar de fumar”.
Exclamativas. Transmiten los sentimientos o el estado anímico del emisor. Por ejemplo: “¡Qué buena suerte la tuya!” o “¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí?”.
Interrogativas. Aquellas que consisten en preguntas, o sea, que esperan una respuesta del otro. Por ejemplo: “¿Cuál es tu nombre?”.
Realizativas. Las que sirven no para describir un estado de cosas de la realidad, sino para crear uno nuevo mediante el lenguaje, como en promesas, juramentos, etc. Por ejemplo: “Y ahora los declaro marido y mujer"
♡suerte!