“La Revolución francesa es importante porque cambió la forma de gobierno que durante muchísimos años hubo en Francia y otros países de Europa y dio paso a una nueva forma de Estado, en la que el pueblo puede hacer oír su voz y decidir quién gobierna. ¿Cómo se llama esta forma de gobierno?
Respuestas
Respuesta:
La Revolución francesa (en francés, Révolution française) fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Revolución francesa
Révolution française
Parte de las revoluciones atlánticas
Prise de la Bastille.jpg
Prise de la Bastille (1789), de Jean-Pierre Houël.[1]
Contexto del acontecimiento
Fecha
5 de mayo de 1789-9 de noviembre de 1799
Sitio
Francia
Gobierno previo
Gobernante
Luis XVI
Forma de gobierno
Monarquía absoluta
Gobierno resultante
Forma de gobierno
Monarquía constitucional y, posteriormente, otras formas de gobierno
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Si bien, después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del absolutismo en ese país,[2] y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.
Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.[3]