• Asignatura: Geografía
  • Autor: Xasch0670gmailcom
  • hace 4 años

porque el autor de la carta se piensa a sí mismo como una persona modesta​


Caridy: ?? que carta?
marcosprooo: quien fuega brawl etars

Respuestas

Respuesta dada por: miroslavax981
3

Respuesta:

Como he pagado a usted tranquilamente el dinero que me cobró por reparar

mis zapatos, le va a extrañar sin duda la carta que me veo precisado a dirigirle.

En un principio no me di cuenta del desastre ocurrido. Recibí mis zapatos muy

contento, augurándoles una larga vida, satisfecho por la economía que acababa de

realizar: por unos cuantos pesos, un nuevo par de calzado. (Estas fueron

precisamente sus palabras y puedo repetirlas).

Pero mi entusiasmo se acabó muy pronto. Llegado a casa examiné

detenidamente mis zapatos. Los encontré un poco deformes, un tanto duros y

resecos. No quise conceder mayor importancia a esta metamorfosis. Soy razonable.

Unos zapatos remontados tienen algo de extraño, ofrecen una nueva fisonomía, casi

siempre deprimente.

Aquí es preciso recordar que mis zapatos no se hallaban completamente

arruinados. Usted mismo les dedicó frases elogiosas por la calidad de sus

materiales y por su perfecta hechura. Hasta puso muy alto su marca de fábrica. Me

prometió, en suma, un calzado flamante.

Pues bien: no pude esperar hasta el día siguiente y me descalcé para

comprobar sus promesas. Y aquí estoy, con los pies doloridos, dirigiendo a usted

una carta, en lugar de transferirle las palabras violentas que suscitaron mis

esfuerzos infructuosos.

Mis pies no pudieron entrar en los zapatos. Como los de todas las personas,

mis pies están hechos de una materia blanda y sensible. Me encontré ante unos

zapatos de hierro. No sé cómo ni con qué artes se las arregló usted para dejar mis  

zapatos inservibles. Allí están, en un rincón, guiñándome burlonamente con sus

puntas torcidas.

Cuando todos mis esfuerzos fallaron, me puse a considerar cuidadosamente el

trabajo que usted había realizado. Debo advertir a usted que carezco de toda

instrucción en materia de calzado. Lo único que sé es que hay zapatos que me han

hecho sufrir, y otros, en cambio, que recuerdo con ternura: así de suaves y flexibles

eran.

Los que le di a componer eran unos zapatos admirables que me habían servido

fielmente durante muchos meses. Mis pies se hallaban en ellos como pez en el

agua. Más que zapatos, parecían ser parte de mi propio cuerpo, una especie de

envoltura protectora que daba a mi paso firmeza y seguridad. Su piel era en

realidad una piel mía, saludable y resistente. Sólo que daban ya muestras de fatiga.

Las suelas sobre todo: unos amplios y profundos adelgazamientos me hicieron ver

que los zapatos se iban haciendo extraños a mi persona, que se acababan. Cuando

se los llevé a usted, iban ya a dejar ver los calcetines.

También habría que decir algo acerca de los tacones: piso defectuosamente, y

los tacones mostraban huellas demasiado claras de este antiguo vicio que no he

podido corregir.

Quise, con espíritu ambicioso, prolongar la vida de mis zapatos. Esta ambición

no me parece censurable: al contrario, es señal de modestia y entraña una cierta

humildad. En vez de tirar mis zapatos, estuve dispuesto a usarlos durante una

segunda época, menos brillante y lujosa que la primera. Además, esta costumbre

que tenemos las personas modestas de renovar el calzado es, si no me equivoco, el

modus vivendi de las personas como usted.

Debo decir que del examen que practiqué a su trabajo de reparación he sacado

muy feas conclusiones. Por ejemplo, la de que usted no ama su oficio. Si usted,

dejando aparte todo resentimiento, viene a mi casa y se pone a contemplar mis

zapatos, ha de darme toda la razón. Mire usted qué costuras: ni un ciego podía

haberlas hecho tan mal. La piel está cortada con inexplicable descuido: los bordes

de las suelas son irregulares y ofrecen peligrosas aristas. Con toda seguridad, usted

carece de hormas en su taller, pues mis zapatos ofrecen un aspecto indefinible.

Explicación:

la verdad no entendí muy bien su pregunta pero bueno....

Respuesta dada por: Caridy
9

Respuesta:

Eso es del cuento del zapatero. En él, se muestra una carta, en la cual, le dicen al zapatero que compuso mal unos zapatos. Por lo tanto, es un cuento en el cual el autor escribe una carta motivada por la decepción que siente ante el terrible trabajo del zapatero. El zapatero tenía que reparar un calzado, y este lo hizo terrible; y por lo tanto, dejó a un cliente insatisfecho que luego se desahogaría con dicha carta.  

En esa carta, el autor por el gran aprecio que tenía a sus zapatos, da a conocer que fue ambicioso al querer pagar para que se los repararan y utilizarlos por mas tiempo, y luego dice que eso fue muy modesto y humilde, por preferir esto y no comprarse otros zapatos nuevos

Explicación:

esto? no entend la pregunta asi que hice lo que pude


Caridy: me podrian dar corona porfa?
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