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Respetar los 2 metros de distancia para no contagiarse
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La inclusión de los efectos de la pandemia en el trabajo conjunto con la Florida International University responde a que éstas y las epidemias también son consideradas como eventos adversos para la sociedad, que demandan de una adecuada gestión del riesgo, así como de una efectiva preparación para manejar las situaciones de emergencia que se pudieran presentar, del mismo modo que si se tratara de un terremoto, un tsunami, o un incendio forestal.
La investigación generará una base de datos que permitirá realizar evaluaciones transversales y prospectivas sobre el bienestar subjetivo de la población durante el COVID-19, entregando recomendaciones para fortalecer las políticas de distanciamiento físico, dirigida a los grupos más vulnerables de la población.
“Esto es particularmente relevante si se considera que el fin de esta medida de distanciamiento, consiste en disminuir la exposición y controlar la propagación del patógeno, mas no se desea generar una desconexión social y menos una exclusión con severos impactos en la sociedad”, señaló la académica, que además es investigadora del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile (CITRID) y directora de la revista REDER.
De acuerdo a los investigadores, las condiciones de bienestar social subjetivo se están deteriorando rápida y significativamente debido a los efectos de estas medidas de confinamiento, mientras aumenta la carga financiera para la sociedad en su conjunto, lo que agrava aún más el problema.
En este marco, el bienestar, que se registra a nivel del hogar, es muy sensible a las vivencias individuales recientes y sujeto al sesgo de la memoria; por ello para el estudio es imprescindible contar con metodologías aplicadas en las diferentes fases de la pandemia que permitan comprender y diferenciar efectos de corto y largo plazo.
Este trabajo cobra mayor relevancia ante la posibilidad de que los efectos de la pandemia se proyecten más allá de fines del 2020, por lo que sus resultados podrían contribuir a las políticas de recuperación, enfocándose en los grupos de población más vulnerable y las comunidades más afectadas.
“Enfrentamos este nuevo desafío con entusiasmo y responsabilidad, ya que nos ofrece la oportunidad de aportar en la generación de propuestas que busquen mejorar el bienestar de los hogares y aliviar en parte, el sufrimiento causado por esta pandemia. Este proyecto permitirá generar nuevo conocimiento sobre factores asociados a la construcción de resiliencia de las comunidades y profundizar en la comprensión de cómo el bienestar y la cohesión social, entre otros, influyen en el comportamiento esperado,
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