Alegre, como pocas veces, llena de animación y de bulla, se presentaba la fiesta de Pascua del año de 19... en la muy leal y pacífica ciudad de Santiago, un tanto sacudida de su apatía colonial en la noche clásica de regocijo de las viejas ciudades españolas. Corrían los coches haciendo saltar las piedras. Los tranvías, completamente llenos, con gente de pie sobre las plataformas, parecían anillos luminosos de colosal serpiente, asomada a la calle del Estado. De todas las arterias de la ciudad afluían ríos de gente hacia la grande Avenida de las Delicias, cuyos árboles elevaban sus copas sobre el paseo, en el cual destacaban sus manchas blancas los mármoles de las estatuas. Y como en Chile coincide la Nochebuena con la primavera que concluye y el verano que comienza, se deslizaban bocanadas de aire tibio bajo el dosel de verdura exuberante de los árboles. La alegría de vivir sacude el alma con soplo radiante de sensaciones nuevas, de aspiraciones informes, abiertas como capullos en esos momentos en que la savia circula bajo la vieja corteza de los árboles. El río de gente aumentaba hasta formar masa compacta en la Alameda frente a San Francisco. A lo lejos se oía inmenso clamor de muchedumbre, cantos en las imperiales de los tranvías, gritos de vendedores ambulantes: - ¡Horchata bien heláa! - ¡Claveles y albahaca pa la niña retaca! Luis Orrego Luco, Casa grande
Podemos afirmar que este texto (casa grande) representa la sociedad chilena de un período determinado por I. las fiestas que se mencionan. II. las realidades que se presentan. III. el lenguaje de los vendedores ambulantes
Respuestas
Respuesta dada por:
1
Respuesta:
Ni ideaaaaaaaaaaaaaaa
Preguntas similares
hace 4 años
hace 4 años
hace 4 años
hace 6 años
hace 6 años