• Asignatura: Filosofía
  • Autor: ashleydjenny784
  • hace 4 años

¿Cómo nos ayuda la filosofía a cuestionar el mundo y a nosotros mismos?

Respuestas

Respuesta dada por: murdock14
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Respuesta:

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Platón considera que en nuestro conocimiento, además de distinguir la opinión y la ciencia, es posible introducir ulteriores subdivisiones, cada una de las cuales en correspondencia con los diversos grados de realidad, que irían desde las sombras de los objetos sensibles hasta las Ideas y el principio. De un modo gráfico, sirviéndose de una línea subdividida en diversos sectores, explica Platón en "República" los diversos grados de la realidad y los correspondientes tipos de conocimiento que originan: la doxa u opinión, que comprende la imaginación y la creencia, y la epistêmê o ciencia, que incluye la dianoia o conocimiento de los objetos matemáticos y la noêsis o intelección de las Ideas y del principio.

Más allá de la exposición de la gnoseología platónica, puede ser útil detenerse a remarcar sus líneas centrales. Y, en primer lugar, la estrecha dependencia que guarda con su ontología. Siendo la realidad sensible causada y enteramente dependiente de las Ideas, el conocimiento sensible no refleja sino una realidad derivada, relativa. La experiencia sensible no es suficiente para el conocimiento del ser verdadero; éste sólo puede ser aprehendido por el alma, capaz de alcanzar la realidad objetiva, idéntica e inmutable. La verdad, pues, para Platón no es sino el conocimiento de la realidad íntima de las cosas, las Ideas de las que las cosas sensibles dependen ontológicamente. Y sólo una vez conocida la Idea podrá comprenderse la realidad sensible: lo múltiple no puede explicarse y conocerse sino desde la unidad que lo causa.

Platón continúa recorriendo el camino abierto por Parménides, que establecía una estrecha afinidad entre el ser y el pensamiento: el pensamiento es del ser y el ser es adecuado al pensamiento. Sólo separándose de los sentidos y permaneciendo en sí misma, puede el alma elevarse al conocimiento de lo idéntico e inmutable, las Ideas. Es entonces cuando se logra la ciencia, el conocimiento pleno, la inteligibilidad más profunda de la realidad. La perfección del saber, la ciencia, más que del método depende de su objeto. Si el ser no fuera idéntico en sí e inmutable, no sería cognoscible; el ser mudable y perecedero, la realidad sensible, puede sólo generar opinión, conocimiento que no es ciencia, saber verdadero.

La ciencia es para Platón el conocimiento propio del filósofo, que alcanza su meta cuando es capaz de descubrir, después de un largo entrenamiento, el principio anhipotético, «el principio del todo, que es no supuesto [anhupothétos]» (República VI 511 b), la última causa, más allá de toda hipótesis, más allá de las Ideas. El camino que conduce al principio tiene para Platón un nombre: dialéctica. «Por consiguiente, el método dialéctico es el único que marcha, cancelando los supuestos [hupótheseis], hasta el principio mismo, a fin de consolidarse allí» (República VII 533 c). Una vez alcanzado el principio supremo podrá el filósofo, también dialécticamente, descender a considerar las Ideas y la realidad sensible que de ellas depende. El principio primero, el Bien o el Uno, además de principio ontológico, constituirá el fundamento de la ciencia, la raíz última de la verdad, anterior a las Ideas mismas, pues el Bien-Uno es siempre anterior a lo múltiple y las Ideas son muchas. El primer principio, concebido por Platón como identidad, es principio formal de todo conocimiento y de toda verdad, más allá él mismo de toda verdad, como la luz que permite conocer todo.

Para Platón la ciencia del verdadero conocimiento es la filosofía, que él identifica con la dialéctica, esto es, el conocimiento de la realidad trascendente, de su estructura y de las relaciones que existen entre las diversas Ideas y, por último, del principio.

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