Respuestas
La fe y la ciencia, si bien se ha intentado definirlas como opuestas, son totalmente complementarias y no son completas la una sin la otra. De hecho, la fe en general ha sido gran promotora del conocimiento científico. Por ejemplo, la ciencia en el mundo árabe antiguo era financiada por los Califas, líderes religiosos; las primeras universidades de Latinoamérica para educar a los indígenas y criollos fueron establecidas por los sacerdotes jesuitas y dominicos; la filosofía y conocimiento antiguo fueron atesoradas hasta el Renacimiento por los monasterios donde se copiaban cientos de libros y se cultivaba el saber.
Y ni que hablar de los grandes científicos que fueron creyentes. Galileo, de hecho, nunca dejó de ser católico, la teoría del Big Bang y el modelo heliocéntrico fueron propuestos por sacerdotes, al igual que las Leyes de Mendel. La astronomía medieval fue preservada en gran medida por los astrónomos judíos que en buena parte eran rabinos. Isaac Newton era creyente del arrianismo esotérico, una religión perdida siglos atrás, y grandes matemáticos como Descartes fueron deístas.
Los ejemplos sobran. Las supuestas oposiciones entre fe y ciencia son mero simbolismo y deben ser tomadas como tales, ya que una verdadera religión promueve en su base la búsqueda del conocimiento y de la verdad.