• Asignatura: Geografía
  • Autor: Bertq
  • hace 5 años

Alguien que me pase cualquier texto?

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Respuesta dada por: Anónimo
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Respuesta dada por: Anónimo
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Respuesta:

Bueno aquí tienes uno:

La belleza impone incesantemente en nosotros su presencia. Tan es así que Agustín de Hipona llegó a preguntarse si amamos por ventura algo fuera de lo bello. Pero, qué es lo bello; qué nos atrae y aficiona hacia lo hermoso. “La belleza es difícil”, afirmaba Platón: por qué un cuerpo humano es hermoso y otro no lo es; por qué un paisaje golpea dulcemente y otro causa agria repulsa; por qué una pintura atrae y otra ocasiona rechazo; por qué algunas composiciones musicales, poéticas, arquitectónicas, escultóricas nos hacen exclamar “¡qué bello!”, mientras tantas otras pasan desapercibidas o sencillamente desagradan; ¿qué es lo que nos atrae y aficiona a las cosas que amamos? Porque, ciertamente, si no hubiese en ellas alguna gracia y hermosura, de ningún modo nos atraerían hacia sí.

       La belleza física es efímera y por tanto imperfecta. Lo bello, lo auténticamente bello, no muere sino que se convierte en otra cosa bella.

       Hace poco leí una poesía titulada “Las manos feas”. Ella hizo nacer en mí las primeras reflexiones sobre el valor de la verdadera belleza. La transcribo íntegramente:

— “Mamá: –le dijo el niño– eres hermosa,

tu rostro es el trasunto de una diosa”.

Sonrióse la madre enternecida,

mas el niño tornando a otras ideas

añadió con palabras conmovidas:

— “pero tus manos son tan feas”...

Calló el niño al mostrar estos decires,

mas replicó la madre:- “no las mires si tanto

te disgusta contemplarlas”.

— “No lo puedo evitar –le dijo el niño–

si al palpar con ávido cariño

tengo ¡oh madre!

al instante que apartarlas”.

El padre que escuchaba al niño dijo:

— “te contaré una historia mi buen hijo:

hace tiempo dormía

rozagante un niño

encendióse el mosquitero

y las llamas del fuego traicionero

amenazaban la vida del infante.

La nodriza corrió despavorida,

mas la madre heroica decidida

el fuego dominó a manotadas

salvando de las llamas a su niño

pero sus manos de blanco armiño

quedaron sin piedad carbonizadas.

Y cuando al final las vendas le quitaron

sus manos deformadas le quedaron.

El niño comprendió y en un instante

voló hacia su madre diciendo

entre sollozos extrahumanos:

— “no hay manos cual las tuyas en el mundo”.

       Sí, físicamente en las manos desfiguradas de la madre se puede encontrar una fealdad que nos las hace valorar como monstruosas en un primer momento; sin embargo, este reparo queda superado por la belleza del gesto por el cual su hermosura física no decanta en fealdad sino que es sublimada; una belleza que no podrá ser ya percibida exclusivamente con los ojos del cuerpo sino que precisará siempre de los del alma. Es así que la belleza de la donación, del amor, de la virtud: la belleza inmortal, se descubre internamente, con los ojos del espíritu. Con esos ojos quedamos fascinados y somos aptos para aprender que el atractivo del cuerpo no lo es todo.  ¿Qué es la belleza? La belleza es la marca que suele sonreír con esplendor en la bondad, en la verdad y en el amor que hay en las obras que hacemos. ¿Y los cuerpos humanos? No es falso que hay cuerpos humanos armónicos y proporcionados que impresionan y podemos catalogar como hermosos. Mas no podemos permanecer en un miramiento material de lo bello. Si somos capaces de captar la belleza de un acto de amor como el antes mencionados, debemos esforzarnos por dar el paso de lo meramente exterior a la realidad profunda que capta el espíritu, lo que captamos dentro de nosotros; así estaremos más preparados de percibir toda verdad, bondad y amor que, en suma, llevan la impronta de la belleza que nunca caduca.

       Porque la belleza, hermana de la Verdad, arte puro y enemiga de lo artificioso, es fuerza y gracia unida en simplicidad, nos salvará. Nos salvará porque nos ayudará a discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre lo lícito y lo ilícito… ¿Quién no sucumbe ante la belleza de dos esposos que se abren a la vida en el respeto, comparten en familia y unidad lo próspero y lo adverso, la salud y la enfermedad? ¿Quién no se arrodilla ante el misterioso milagro de la vida? ¿Quién no se conmueve con la beldad de la inocencia, la dependencia y la necesidad de protección de un recién nacido? ¿Quién es capaz de no captar la belleza de una vocación a la vida consagrada nacida en el jardín de la juventud generosa? ¡¿Quién puede negar que la belleza exista?! Buen remate dio Cervantes cuando escribió: “La hermosura que se acompaña con la honestidad es hermosura, y la que no, no es más que un buen parecer”. Ahí el detalle. Quien busque con honestidad la belleza será capaz de verla con los ojos del alma. Y esos mismos ojos, indefectiblemente, le llevarán al autor; a ese autor que no tuvo apariencia humana en su pasión y luego, resucitado, revestido por el valor de su acto supremo de donación, es la Belleza misma.

Explicación:

Es muy bonito el texto, te subira la aotoestima y te emocionará espero que lo disfrutes.

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