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El destino de la carcoma
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8
En un madero del entramado de un tejado vivían
una vez cinco carcomas. Su vida consistía en carcomer, carcomer y carcomer. Cuando no carcomían,
dormían, y eso era todo.
Puede uno imaginarse que la vida de estas carcomas no era demasiado emocionante. Desde el punto
de vista culinario tampoco había mucha novedad:
en definitiva, el madero que carcomían era siempre
el mismo. Bueno, de vez en cuando, alguna de las
carcomas tropezaba con una vena de resina, y durante un rato variaba el menú. Pero eso sucedía pocas veces.
Un día, las cinco carcomas conversaron durante un
descanso sobre qué aspecto tendría el mundo fuera
del madero.
–¡Yo conozco el camino que conduce fuera de este
madero! –dijo la mayor de las carcomas–. Una hormiga que me encontré una vez me lo describió con
exactitud.
–¡Bah! –replicó otra carcoma–. En mi opinión, solo
existe este mundo. Todo eso no son más que fantasías. El mundo está hecho solo de madera: esa es la
realidad de la vida, querida, ¡te guste o no!
–Bueno –murmuró la tercera carcoma–, es posible
que haya algo más que la madera. Pero ¡no penséis
más en ello! Puede resultar muy peligroso. ¿Quién
sabe qué hay fuera de la madera? Eso no puede saberlo ningún gusano.
–¡Tonterías! –musitó la cuarta carcoma–. A mí eso
no me interesa. Mientras pueda saciarme todos los
días, todo va de maravilla. ¿0 no?
La quinta carcoma había escuchado con gran interés. Ella había pensado a menudo en qué habría
fuera del madero.
–¿Quién sabe? –aventuró–. Tal vez haya otras clases
de madera. ¿Por qué no? Quizá comamos la madera de peor calidad y no lo sabemos. Posiblemente
haya muy cerca de aquí madera dulce o qué sé yo.
–¡Qué loca! –dijeron las otras carcomas riéndose.
Y la carcoma más vieja añadió irónica:
–¡Si tan curiosa eres, sal a mirar el otro mundo! El
camino de salida es sencillísimo: solo tienes que
carcomer siempre en dirección sur. Eso me dijo la
hormiga. ¡Vamos, nadie te retiene!
–¡No tenéis por qué reíros! –exclamó la quinta carcoma–. ¡Me voy a arriesgar! ¡Por mi parte, vosotras podéis enmoheceros aquí!
Y desde ese momento solo carcomió en dirección
sur.
Ponía mucho empeño en el trabajo, y en su fantasía
se imaginaba un nuevo mundo maravilloso. Estaba
convencida de que al final del camino había un auténtico paraíso para carcomas. Pero la carcoma más
vieja la había enviado por pura maldad en la dirección falsa. La hormiga, en efecto, había dicho «oeste» en lugar de «sur»; de modo que ella carcomía en
dirección equivocada, siempre a lo largo del madero.
Después de seis años de trabajo ininterrumpido, la
carcoma sintió que estaba muy débil y que pronto
moriría.
«¡Qué lástima! Creo que voy a morir sin haberlo conseguido», pensó. «¡Pero al menos lo he intentado!»
Y al pensar esto, parecía muy satisfecha.
ERWIN MOSER
La rana solitaria (Adaptación
Explicación:
ESPERO QUE TE AYUDE
Respuesta:
yo tambien lo busco
Explicación:
busco el mapa conceptual