• Asignatura: Historia
  • Autor: candelagonzalez390
  • hace 5 años

A qué se llamó relaciones de Hospitalidad?

Respuestas

Respuesta dada por: navarretestefania74
2

Respuesta:

Hospitalidad es la cualidad de acoger y agasajar con amabilidad y generosidad a los invitados o a los extraños.

Explicación:

creo que es eso

Respuesta dada por: Brithanica45
0

Respuesta:

Levinas destaca que en la relación con otro “…reside una ruptura con una gran idea tradicional, la de la excelencia de la unidad, respecto a la cual la relación sería ya privación: la tradición plotiniana” (EN:138). Para Levinas la separación de lo uno, el acto mismo de la individuación, es la instancia que permite la socialidad.

La metafísica de la ética o de la relación con el Otro se cumple como servicio y como hospitalidad. El sujeto ético se conserva en su alteridad, en su relación “no alérgica” con el Otro. Esta hospitalidad está dada por el carácter de “anfitrión” que Levinas atribuye al sujeto que recibe al rostro. Una hospitalidad que a su vez implica una no-tematización del otro. En el “cara-a-cara” la separación se hace evidente y otorga los lineamientos de la existencia subjetiva (TI: 303). Esta reformulación de la subjetividad a partir de nuevas categorías y sobre todo de un nuevo modo de relación entre el Mismo y el Otro da lugar en el pensamiento de Levinas a la bondad que se produce como relación con el rostro en el cual se inscribe la prescripción “no cometerás asesinato”.

El ser que Levinas concibe es exterioridad y pasividad. Como tal se diferencia radicalmente del sujeto moderno, ya que este ser está privado de cualquier ontología que no esté precedida por la dimensión ética. En la exterioridad, como dimensión en la que la trascendencia del rostro se hace evidente, el lenguaje permite que el yo se produzca como amistad y hospitalidad  (TI: 309). En ambas modalidades el yo deja su papel activo e intencional para abrirse al Otro. El sujeto responsable es ante nada “para el otro”, dispuesto y pasivo para recibirlo.

Este recibimiento del otro como acontecimiento ético aparece en el rostro y ordena el discurso interior otorgando un marco a la hospitalidad. Esta hospitalidad es una categoría filosófica analizada desde el punto de vista ético tanto por Levinas como también por otros filósofos contemporáneos como Derrida. En la publicación que Anne Dufourmantelle hizo a partir de la sistematización efectuada por ella de clases donde Derrida trató el tema de la hospitalidad, la hostilidad, el otro y el extranjero, es posible vislumbrar el modo de concebir la gratuidad implícita en el don como “ley de la hospitalidad”.

Derrida retoma a su modo la pregunta por el extranjero, de la cual  Levinas desprendió sus reflexiones acerca de la justicia y la presencia del tercero. El extranjero es un ser en cuestión que a su vez me pone en duda y me cuestiona ( Derrida 2008: 11,13). El extranjero como aquél que pregunta, en los textos platónicos se presenta como aquél que desafía la tradición parmenídea al concebir el ser del no ser. Derrida lo califica de “parricida” ya que desafía el logos. El extranjero es aquel que desata la polémica y aparece como ese “otro” que llega a un estado ajeno, con una lengua ajena y una idiosincracia que no es la suya para pedir asilo. En su trabajo titulado “La medusa y el extranjero de Elea” Alcira Bonilla comenta que el extranjero, a diferencia del polítes, al llegar desde afuera posee una posición privilegiada para cuestionar las creencias e instituciones que sustentan el orden reinante.

Sin embargo, la relación entre el anfitrión y el extranjero es tensa. ranjero tiene deberes y derechos y por ende debe ser recibido, esta hospitalidad basada en el deber se da en el marco de una idiosincracia determinada, de una moral y un ethos particulares. Es decir que a partir de este ethos se cataloga al extranjero como aquel que puede ser bien recibido y hacer uso de sus derechos siempre y cuando cumpla con sAl igual que relación entre el mismo y el otro planteada por Levinas que condice con la “amistad” en sentido nietzscheano, en el caso de Derrida dicha tensión no debe resolverse; el extranjero se mantiene como tal sólo si no se asimila a las costumbres del anfitrión. Para Derrida la pregunta por la hospitalidad “(…) comienza ahí: ¿Debemos exigir al extranjero comprendernos, hablar nuestra lengua (…) a fin de poder acogerlo entre nosotros?” (Derrida 2008: 21,23). Derrida hace foco en el matiz que puede establecerse en la diferencia que existe entre el extranjero y el bárbaro.

Ser hospitalario implica tener soberanía sobre un espacio propio. Desde “el propio-hogar” el anfitrión elige recibir al otro. Dicho espacio otorga el derecho de ser hospitalario para con otro y considerarlo un “huésped”. La hospitalidad en sentido tradicional, asociada con el deber jurídico, se ve signada por la frontera de lo propio y lo ajeno. Y en este sentido es muy frágil la frontera entre el “hospis” bien recibido y el “hostis” que puede amenazar mi lugar propio. La misma figura del extranjero está determinada necesariamente por el derecho, es decir, por el estatuto jurídico de una comunidad o un estado nacional al que pertenece el anfitrión y que fija quién es extranjero y quién es bárbaro.

 Explicación:

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