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Respuesta:
Cuando descubrí la palabra procrastinar pensé que provenía del inglés, pero la realidad es que su raiz es la latina: procrastinare. Un sinónimo podría ser la palabra posponer. En cualquier caso para mi la aplicación de procrastinar en el ámbito de la psicología tiene un matiz extra y tremendamente importante: es posponer sin haber decidido hacerlo así. Es decirse: “lo hago luego”, “cuando acabe eso, acabo con esto otro”. El hecho es que cuando se pospone sin haberlo decidido es fácil sentirse calmado al inicio, pero es aún más fácil acabar sintiéndose mal porque se sabe que hay algo pendiente pero no se acaba de resolver.
Posponer sin haberlo decidido realmente puede convertirse en una especie de nubarrón que sentimos que está sobre nuestra cabeza y que puede descargar en cualquier momento sobre nosotros. En la práctica somos incapaces de olvidarnos del todo de que algo está pendiente, y eso hace que el sentimiento de malestar, culpa o nerviosismo no se vaya nunca del todo
Explicación paso a paso:
Una de las causas de la ansiedad que generan síntomas más intensos a nivel emocional y fisiológico es la procrastinación. Dejar para mañana lo que se puede hacer hoy, es en esencia una actitud que mantiene al cerebro activo buscando no pensar, pero haciendo que en realidad no pueda acabar nunca de hacerlo