¿Cómo es posible superar las necesidades jurídicas insatisfechas en el marco del sistema judicial en Colombia?
Respuestas
Respuesta:Ante la Ley hay un guardián. A ese guardián llega un campesino que pide ser admitido a la Ley. Pero el guardián le responde
que en ese momento no puede permitirle la entrada. El hombre
reflexiona y pregunta si luego podrá entrar. “Es posible”, dice el
guardián, “pero no ahora”.
Como la puerta de la Ley está abierta, como siempre, y el
guardián está a un lado, el hombre se agacha para mirar al interior. El guardián se ríe, y le dice: “Si te interesa tanto, trata de entrar a pesar de mi veto. Pero toma nota: soy muy poderoso. Y soy
el más subalterno de los guardianes. Adentro, de sala en sala hay
un guardián tras otro, cada uno más poderoso que el anterior. Ya
el tercero tiene un aspecto tan terrible que incluso yo no puedo
soportar mirarlo”.
El hombre no ha previsto esas dificultades. Piensa que la Ley
debe ser accesible en todo momento a todos los hombres, pero
ahora al fijarse más de cerca en el guardián con su capa de piel, su
gran nariz aguda, y su larga y delgada barba de tártaro, resuelve
que más vale esperar hasta tener permiso de entrar.
El guardián le da un taburete y lo deja sentarse junto a la puerta. Ahí, pasa sentado los días y los años. Intenta muchas veces ser
admitido y fatiga al guardián con sus pretensiones molestas. El
guardián entabla con él pequeños diálogos, preguntándole acerca
de su hogar y de otros asuntos, pero de manera indiferente, como
de señor poderoso, y siempre acaba repitiendo que no puede pasar todavía. El hombre, que se había equipado de muchas cosas
para su viaje, se despoja de todas ellas para sobornar al guardián.
Explicación: