Respuestas
Respuesta:
Explicación:
La Unión Soviética entre 1927 y 1953 fue un Estado a menudo calificado como totalitario, modelado por un dirigente que disponía de todos los poderes y que se hizo rodear de un culto a la personalidad. El ascenso al poder de Iósif Stalin, el secretario general o Gensek del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1927 y 1929, marcó el inicio de una transformación brutal y radical de la sociedad soviética. En algunos años, el rostro de la Unión Soviética cambió profundamente por la colectivización agrícola integral y por la industrialización «a todo vapor», llevada a cabo por los ambiciosos planes quinquenales.
Tal modernización económica fue pagada por enormes exigencias de trabajo, impuestas o consentidas. El entusiasmo auténtico coexistió con las presiones, limitaciones o resistencias. Mientras algunos grupos sociales se beneficiaron del progreso alcanzado, como fue el caso de la nomenklatura o los estajanovistas, la mayor parte de la población vivió el sueño de construir una sociedad «justa y sin clases sociales» en un ambiente de privaciones y desigualdades que empeoraron con el tiempo. En algunas regiones, las hambrunas diezmaron a millones de campesinos.
La mutación de la sociedad estuvo acompañada por una política de represiones masivas, iniciada para la caza de campesinos recalcitrantes calificados como kulaks o de los opositores políticos y extendida gradualmente a la totalidad del cuerpo social. Las minorías nacionales, funcionarios del partido o simples particulares estaban potencialmente expuestos, pues todo ciudadano podía encontrarse bruscamente clasificado entre los llamados «enemigos del pueblo», «saboteadores», «espías del imperialismo» o incluso «cosmopolitas sin raíces». Esta transformación tuvo como resultado millones de víctimas, un costo cuidadosamente disimulado por el régimen, en un contexto de adoctrinamiento total. Así, se inició un largo período de terror y delación, marcado en especial por las Grandes Purgas y por la expansión considerable de los campos de trabajos forzados del Gulag.
Tras la ruptura, el 22 de junio de 1941, del Pacto germano-soviético firmado dos años antes entre Stalin y Hitler, la Unión Soviética agredida sufrió pérdidas humanas, materiales y territoriales, antes de que el Ejército Rojo detuviera el avance alemán y rechazara al invasor alemán hasta Berlín. La dureza y tenacidad de la lucha, así como la campaña de exterminio llevada a cabo por los nazis contra la población civil, hicieron que el conflicto fuera el más costoso de la historia. La Unión Soviética, aunque victoriosa, había perdido cerca de 26 millones de ciudadanos y otros tantos quedaron sin hogar en un territorio devastado.
El desarrollo industrial, el control estricto de la sociedad por el aparato político y policial y los sacrificios consentidos por los ciudadanos soviéticos, a los cuales se añadió la ayuda aliada, permitieron a la Unión Soviética convertirse en el principal vencedor de la Segunda Guerra Mundial, como la segunda superpotencia en el mundo de la posguerra. Toda su historia posterior —desde la muerte de Stalin (1953) hasta su desintegración en 1991— consistirá en administrar la pesada herencia de la época estalinista