A la mañana siguiente, Daniel Alejandro Delfín se encontró en medio de un inmenso
océano, sin saber hacia dónde dirigirse, pero dispuesto a ser guiado.
Se sentía abrumado por la inmensidad del océano que se extendía más allá de su
pequeña isla. No había ningún arrecife ni tierra a la vista. Estaba un poco asustado. Ahora
que había conseguido llegar hasta ahí haciendo acopio de todo su valor y sus energías…
Daniel no sabía con certeza qué debía hacer. No obstante, se sentía en paz consigo
mismo y estaba satisfecho por la decisión que había tomado.
El temor que había experimentado mientras se alejaba del atolón se había disipado y en
estos momentos, en su inmensa soledad, Daniel sabía que su vida había tomado el
camino correcto, que se dirigía hacia un lugar que siempre había sabido que existía, pero
que nunca había visto.
Daniel se hallaba ensimismado en sus pensamientos, cuando de pronto sintió una
impresionante sacudida y vio emerger en la superficie una figura descomunal, diez veces
mayor que él. Enseguida comprendió que al menor contacto físico aquella criatura lo
aplastaría.
Aunque Daniel jamás había contemplado nada parecido, no se sintió amenazado ni
asustado; en realidad, tenía la sensación de que protagonizaba un encuentro inesperado
pero grato con un viejo amigo.
– ¿Quién eres? –preguntó Daniel.
–Soy una ballena jorobada –contestó afablemente la inmensa criatura, sin dejar de nadar.
Daniel tuvo que apresurarse para alcanzarla.
– ¿Qué haces? –preguntó.
–Emigro hacia aguas más cálidas antes de que llegue el invierno –respondió la ballena,
volviéndose hacia
Daniel–. ¿Y tú qué haces en medio del océano?
–Persigo mi sueño –contestó Daniel–. He abandonado mi atolón y a mi manada para ir en
busca de la ola perfecta, la que me mostrará el auténtico propósito de mi vida.
–Te respeto por tu decisión –dijo la ballena–. Debe de ser difícil abandonar tu mundo para
perseguir un sueño embarcado en un viaje arduo y peligroso. Presta atención a todo lo que
hagas y veas, y aprenderás muchas cosas. No solo se trata de alcanzar tu meta; la odisea
que has emprendido te mostrará el significado de la ola perfecta y cómo hallarla.
–Admiro tu sabiduría –contestó Daniel–, y te agradezco tus consejos.
Daniel se disponía a preguntar a la ballena qué dirección tomar cuando apareció una
silueta negra en el horizonte. Parecía reposar en la superficie del mar, arrojando humo y
cenizas al aire.
– ¿Qué es eso? –preguntó Daniel.
La ballena empezó a temblar. Súbitamente cambió de expresión y, sin decir más, dio
media vuelta y se alejó nadando de prisa
porfa me pueden ayudar con 6 ejenplos de punto y coma con el uso correcto
Anónimo:
hola
Respuestas
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Respuesta:
lo siento no sé tu tarea deseo ayudarte pero no sé
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Respuesta:
no se q hay q hacer
Explicación:
me dices que es
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