cual es el echo sobrenatural que ocurre entre el pintor y la esposa en el texto el retrato oval AYUDAAA
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El hecho de que el narrador se encuentre herido lo lleva a ingresar junto a su criado, Pedro, en un antiguo castillo abandonado para resguardarse mientras se recupera. Luego de forzar la entrada, se preparan para pasar la noche en una de las habitaciones más pequeñas. El lugar tiene una lujosa aunque descuidada decoración que incluye tapices, trofeos y pinturas.
El “incipiente delirio” (608) que le producen sus heridas lleva al narrador a interesarse en demasía por las pinturas que decoran el espacio. Por ese motivo, le pide a Pedro que cierre las persianas del lugar y encienda un candelabro, así él puede dedicarse a su contemplación hasta que el sueño lo domine. Además, encontró bajo su almohada un libro con críticas y descripciones de los cuadros, con el que se entretiene mientras se recupera.
En un momento, el narrador mueve el candelabro para leer mejor su libro, lo que provoca que la luz de las velas revelen un retrato imperceptible hasta ahora en un rincón oculto por las sombras. La sorpresiva imagen impulsa al narrador a cerrar los ojos: sin que sepa bien el motivo, algo en la pintura lo perturba. Una vez calmo, abre nuevamente los párpados y observa el cuadro, que representa a una hermosa joven a punto de convertirse en mujer. El retrato tiene forma ovalada y muestra a la joven desde la altura de los hombros. La técnica es excelente y la pintura admirable, por lo que el narrador deduce que su conmoción inicial se debió a “verosimilitud de la expresión, propia de una persona viva” (610).
Finalmente, luego de observar un momento más la imagen, el narrador mueve el calendario a su posición inicial para apartar de su vista el causante de su “honda agitación” (610). Luego, abre el libro para informarse sobre su origen. En este momento, los lectores nos encontramos con que el relato del narrador no es más que un marco para la presentación de la historia principal: el origen del misterioso cuadro.
En el volumen, el narrador descubre que la joven era una doncella de extrañísima belleza, encantadora y alegre, que se enamora y se casa con un talentoso y aplicado pintor que ya “había encontrado a su novia en el Arte” (610). Este motivo produce que la doncella aborrezca el arte, ya que le priva de la presencia de su marido.
Un día, el esposo le pide a la joven que se deje retratar y, aunque la idea le produce aversión, es tal el amor por su marido que se presta a posar. A partir de entonces, la pareja se ubica en una torre del castillo, donde pasan los días trabajando sobre la pintura. El pintor, profundamente apasionado por su trabajo, no detecta que, mientras la pintura avanza, se “iba marchitando la salud y el ánimo de su esposa” (611). Sin embargo, la joven no se queja y continúa posando, porque sabe que su esposo está obsesionado con la pintura.
A medida que la obra se va completando, la imagen se torna tan realista que todos los que la ven se maravillan. Pero eso no detiene al pintor, quien decide encerrarse junto a su esposa en una torre aislada para que nadie los interrumpa, sin notar que su esposa se vuelve más débil a medida que el retrato se vuelve más realista. Finalmente, el pintor aplica su última pincelada, contempla la pintura y cae en la cuenta, horrorizado, de lo que ha sucedido: “¡Esto es, por cierto, la Vida misma!” (611) exclama, impactado, mientras se vuelve sobre su esposa, ahora muerta.
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