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Respuesta:
Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se ha levantado hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Efesios 2: 19-22
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
La dignidad que recibo al ser miembro de la Casa de Dios no es algo que me merezco o me he ganado - es un regalo con la Gracia de Dios, dado con amor. Entro en oración frente al Señor, que me recibe como miembro de su familia.
Pienso en todos los que han sido rechazados, dejados fuera o marginalizados. Medito en cómo mis palabras o mis actos hacia ellos, les pueden hacer recordar de su verdadera dignidad, y ayudarlos a comprender que somos todos llamados a una sola familia, en Dios.
Aunque rece en soledad, estoy conectada(o) a muchos otros: no sólo con los que ahora rezan, sino que con las generaciones de apóstoles, santos y profetas construídas junto a la piedra angular que es el mismo Cristo Jesús.
Ruego que yo pueda recordar que soy una morada de Dios. No puedo hacerme digna(o); pero procuro reflejar la generosidad de Dios en la forma como hablo y como vivo.
Explicación: