• Asignatura: Arte
  • Autor: estradadayanna2008
  • hace 5 años

Elaborar un cuento corto de ciencia ficción

Respuestas

Respuesta dada por: godanirc32149
1

Respuesta:

no se

Explicación:

Respuesta dada por: bautistaheidi448
4

Respuesta:

Mira xd¨El secreto de Saul¨ ese es el titulo

Explicación:

Saúl era un niño que vivía rodeado de comodidades y privilegios. Su padre era un experto cirujano y su madre una escritora de éxito, así que la familia residía en una enorme casa con jardín, piscina y un garaje en el que dormían dos coches de alta gama. Si hacía buen tiempo, cuando a las tres terminaba la jornada escolar, Saúl cruzaba la calle cargado con su mochila y caminaba un corto trecho hasta llegar al Parque de los Almendros. Una vez allí, solía sentarse en un banco de madera desde el cual podía contemplar una panorámica preciosa de la arboleda y del lago con forma de corazón donde siempre chapoteaban unas cuantas familias de patitos.

Sucedió que, una de esas tardes, se acercó a su banco habitual, tomó asiento, y al mirar al frente descubrió que a pocos metros habían colocado una estatua de mármol blanco. Le llamó mucho la atención, pues representaba la figura de un niño de su edad, descalzo y cubierto de harapos, que parecía mirarle fijamente.

¿De verdad crees que solo soy un trozo de piedra al que un escultor ha dado forma?

Saúl dio un respingo y su corazón empezó a latir a toda velocidad. Por un momento pensé que la estatua me estaba hablando. Saúl miró de izquierda a derecha por si algún paseante había oído lo mismo que él, pero sorprendentemente nadie parecía percatarse de nada.

Han colaborado decenas de especialistas y se ha invertido muchísimo dinero en la tecnología más avanzada que existe. – Lo primero que han tenido que hacer es instalar un sistema de radares especiales en todos los barrios de la ciudad.

Si algún radar registra que algún niño o joven necesita ayuda, el centro de investigación pone en marcha el Plan de Rescate Emocional.

¿El plan de rescate qué?

– De rescate emocional. Saúl estaba completamente alucinado, como si estuviera dentro de una película futurista o se hubiera adelantado quinientos años en el tiempo.

En tu caso, han decidido fabricar una estatua con tus rasgos utilizando una impresora 3D y un dispositivo de sonido de última generación.

Estoy aquí para tener una charla contigo porque soy tu medicina emocional. El chaval se indignó, y con cierto desprecio, miró a la estatua de arriba abajo. La estatua puso en marcha el tratamiento especial, que como ya habrás adivinado, consistía en hacerle pensar. – Sí, tienes razón.

Saúl fue sincero. – Pues muchos chicos de tu edad viven con muy poco, yo diría que con casi nada, en muchísimos lugares del mundo. De hecho, no hace falta salir de nuestra ciudad para encontrarlos. La estatua le dio la razón.

– Nuestros radares han detectado que tú, teniéndolo todo, padeces una gran insatisfacción. Saúl sintió mucho agobio, pero el chico de piedra fue contundente. Por alguna razón, el niño tuvo ganas de desahogarse con ese extraño compañero de conversación.

Sé que ya no te queda más que un buen amigo. Saúl estaba a punto de echarse a llorar. – Sí, se llama Jorge, pero no le veo mucho últimamente. El niño obedeció y se puso a reflexionar.

– Pues me conformaría con menos cosas materiales a cambio de estar más con Jorge, como en los viejos tiempos.

¡Esa experiencia hará que te sientas muchísimo mejor contigo mismo y te enseñará a valorar lo que tienes!.

No es mala idea…

Allí estaba él, parado en medio del parque, preguntándose si todo había sido un sueño, una alucinación, o simplemente se estaba volviendo majareta. Se fue corriendo a casa, llamó por teléfono a su amigo Jorge y le contó lo que tenía pensado hacer.

Saúl quería pedir consejo a su padre. – Papá, quiero donar muchos de mis juguetes.

Germán, el director, les recibió con los brazos abiertos. Saúl estaba contentísimo. – Mi amigo Jorge y yo hemos juntado más de treinta juguetes y mogollón de libros, pero me gustaría saber cuál será su destino. – Una parte se repartirá por diferentes hospitales para que los niños enfermos puedan entretenerse durante el tiempo que estén ingresados.

Saúl y Jorge aplaudieron entusiasmados. Saúl tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ponerse a llorar, desbordado por la emoción.

¡Por supuesto!

Padre e hijo llevaron a Jorge a casa, y después reanudaron la marcha por las carreteras medio vacías del centro. El niño, sentado en el asiento de atrás, estaba radiante de felicidad.

No tengo derecho a estar todo el día quejándome por tonterías. – Me alegra que digas eso, Saúl. – Creo que de mayor quiero ser como Germán. – Eso es fantástico, cariño.

De camino al hogar pasaron por delante del Parque de los Almendros. Saúl acercó su carita al cristal de la ventanilla y, a pesar de que estaba anocheciendo, distinguió su banco favorito, la gran arboleda y el brillo del lago al fondo.

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