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Respuesta:
El Ejército de Chile es la rama de las Fuerzas Armadas de Chile encargada de la defensa terrestre de Chile, cuya misión es mantener la seguridad exterior, la soberanía y la integridad territorial de la República. Conforma, junto con la Armada y la Fuerza Aérea las Fuerzas Armadas de Chile.
En los últimos años y después de varios programas de reequipamiento importantes y su elevado financiamiento militar (destinándose el 2,1 % del PIB a las fuerzas militares del país en el año 2012, según la CIA), el Ejército de Chile se ha convertido en uno de los ejércitos más tecnológicamente avanzados y profesionales del continente.5
Explicación:
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El ejército de Chile nació durante la guerra de independencia. A lo largo del siglo XIX, se comenzaron a entrenar milicias civiles para defender el territorio nacional y, a la vez, para ir ocupando territorios con fines expansionistas. Tras luchar en la Guerra del Pacífico, y como crítica al accionar de las tropas, se decide perfeccionarlo bajo la influencia prusiana.
Los orígenes del Ejército de Chile se remontan a la guerra de Independencia, bajo el liderazgo de José Miguel Carrera y Bernardo O'Higgins. Durante el gobierno de este último se creó la Escuela Militar, una de las instituciones más señeras del Ejército. Una vez consolidada la independencia e iniciada la organización de la república, el Ejército comenzó un proceso de formación bajo el liderazgo del general Ramón Freire. Sin embargo, la inestabilidad política llevó a su división y el enfrentamiento en la batalla de Lircay (1831) significó el triunfo del general José Joaquín Prieto y las ideas políticas autoritarias de Diego Portales, debiendo partir Freire al exilio.
Lograda la estabilidad política, el gobierno comenzó la consolidación del Ejército como una institución permanente del Estado, estableciéndose un ejército de línea, de alrededor de 3 mil plazas. También se llevó a cabo el ordenamiento institucional de la Guardia Nacional, constituido por milicias civiles, unos 30 mil cívicos, que recibían formación militar y eran movilizadas en caso de conflicto bélico, como fue el caso de la guerra contra la Confederación Perú-boliviana. Este proceso fue continuado bajo la presidencia de Manuel Bulnes, conformándose un Ejército nacional que había tomado como modelo el prestigiado Ejército de Francia.
En las décadas siguientes, el Ejército tuvo como misión principal establecer su presencia en todo el territorio nacional, una acción extremadamente difícil por la accidentada geografía y los precarios medios de transporte, estableciendo pequeñas guarniciones desde Copiapó a Concepción. También vivió momentos de división y enfrentamientos en las guerras civiles de 1851 y 1859. Superado el conflicto político, comenzó el largo y complicado proceso de ocupación de la Araucanía mediante la instalación de líneas de fuertes, el uso del telégrafo y el traslado de hombres y carga por ferrocarril, para contener los embates mapuches y proteger la colonización de estos nuevos territorios por parte del Estado de Chile.
Mientras se ocupaba la Araucanía surgió el conflicto diplomático con los países vecinos que llevó a la Guerra del Pacífico. Durante cuatro años y medio (1879-1884) el Ejército nacional debió enfrentar el desafío de movilizar miles de chilenos a combatir en el desierto de Atacama y, posteriormente, a ocupar Perú, resultando victorioso su accionar trayendo glorias al país. Sin embargo, tras finalizar el conflicto bélico, comenzó un proceso de reflexión crítica en los altos mandos sobre el accionar de las tropas en la guerra y la necesidad de modernizar la institución militar.
La decisión sobre la profesionalización el Ejército fue del Presidente Domingo Santa María, quien eligió al Ejército prusiano como nuevo modelo a seguir, dado su prestigio alcanzado tras derrotar al alto mando francés en la Guerra franco-prusiana (1870).