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Respuesta:porque no querian que los españoles tuvieran el mando
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El discurso de castas es un conjunto de ideas y concepciones sobre linaje y jerarquización social que, sin lugar a dudas, conforma un elemento indispensable para comprender la idiosincrasia y costumbres de las elites coloniales novohispanas. Sin embargo, la cuestión de castas ha sido comúnmente malinterpretada, y esto ha facilitado que diversos historiadores caigan en el error de asumirla como una realidad indiscutible, análoga a un régimen racial inflexible.
La realidad de las fuentes documentales ha permitido esclarecer que el fenómeno de castas fue solamente un constructo que constituía un elemento dentro del discurso de dominio colonial, una herramienta para la contención de las masas y un medio para regular el prestigio social. Con el presente artículo se pretende contribuir al esclarecimiento de la naturaleza de un discurso que no solamente jugó un papel crucial en las relaciones sociales novohispanas, sino que también trascendió al espacio virreinal para influir en otros campos como el científico.1
Dentro del complejo y multidimensional discurso de castas, la distinción entre criollos y peninsulares fungió como justificación oficializada para la posición dominante de la metrópoli frente a sus súbditos de la periferia colonial, realidad cuya importancia es vital para comprender el nacimiento de un nacionalismo mexicano. Es por ello que se plantea un análisis amplio sobre la retórica de la época, identificando los orígenes de la distinción, su evolución, el surgimiento de una apologética criolla y, finalmente, un abierto reclamo que buscaba la reivindicación de los criollos como un grupo auto-consciente, que se defendía frente a las acusaciones de los europeos.
Así a través de esta investigación se busca analizar la teoría de la degeneración, dentro del paradigma del cientificismo racial, en el surgimiento de un discurso cada vez más enérgico entre los criollos que se sentían perjudicados por el papel privilegiado de los peninsulares, esos a quienes llamaban gachupines, desde la frustración y el recelo. Con ello se podrá integrar la retórica científica en el estudio del surgimiento del nacionalismo criollo, describiendo el empleo que dieron los europeos a la ciencia para la legitimación del prejuicio, así como la natural reacción de quienes se vieron directamente aludidos, en defensa de su derecho de réplica.
Consideraciones previas
El siglo XVIII supuso una serie de transformaciones para la sociedad novohispana, no solamente por el relevo dinástico en España, sino también por el flujo de nuevas ideas y teorías provenientes de la Europa ilustrada. Dentro de esta coyuntura el cientificismo racial emergió como un fuerte movimiento que planteaba encontrar nuevas respuestas sobre la antropología y la cuestión racial, proveyendo un amplio campo de discusión en el que participaron grandes figuras como Carlos Linneo, George Cuvier, Johannes Friedrich Blumenbach y el Conde de Buffon.
Los principales obstáculos del cientificismo racial se cimentaban en la presión de la Iglesia, cuyo dogma dictaba un origen único para la totalidad de la humanidad, la pregunta era entonces cómo podían existir tan diversas razas y etnicidades si todos los hombres provenían de un único linaje. Frente a esta incógnita surgieron dos escuelas, el monogenismo y el poligenismo, la primera reconocía un solo origen para la humanidad en congruencia con el dogma de la Iglesia, mientras que la segunda se decantaba por explicar las diferencias raciales a través de múltiples linajes y orígenes.2
Para poder explicar la diversidad racial a través de un solo linaje, el monogenismo adoptó la tesis de la degeneración, principio que determinaba que a partir de un origen único las diversas razas se habían diferenciado, con el transcurso del tiempo, debido a la influencia del clima, la calidad del aire, las constelaciones y la alimentación.3 Bajo esta lógica, los criollos (hijos de europeos, nacidos en América), quedaban atrapados en una suerte de degeneración, a la cual estaban hipotéticamente condenados debido a las condiciones ambientales, supuestamente, poco favorables del Nuevo Mundo.
En el entorno novohispano se pueden encontrar claros testimoniales sobre la distinción entre españoles peninsulares y americanos desde el siglo XVI, con el discurso del tiempo esta separación terminó degeneró en un prejuicio más en del discurso de castas. La dualidad entre criollos y peninsulares encontró su cénit en el siglo XVIII cuando, con el proyecto reformista de los Borbones, los españoles americanos comenzaron a resentir una marginación frente a los europeos peninsulares que ocupaban los puestos y dignidades más importantes.4
Las aspiraciones imperiales del régimen Borbónico alimentadas por el espíritu de la época, terminaron por engrosar la brecha entre criollos y peninsulares, inadvertidamente estimulando el nacimiento de un nacionalismo americano.
Explicación: Coronita plz :)