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No es un resumen pero es lo que encontre
Nos referimos a un período mítico de los orígenes de la humanidad en el que los hombres vivían en la felicidad más completa en una especie de paraíso terrestre. El “mito de las razas”, tal como lo refiere Hesíodo, permite conocer en estado puro un pensamiento mítico vivo que reflexiona sobre la decadencia de la sociedad de su tiempo. Cuenta Hesíodo que fueron cinco las razas que se sucedieron desde el nacimiento de la humanidad. Los hombres de la Edad de Oro fueron los primeros, creados por los dioses Olímpicos, vivían en los tiempos que reinaba Crono. Como los dioses, vivían con “el corazón libre de preocupaciones, al margen de las penas y las miserias”; siempre jóvenes, desconocían la enfermedad y la vejez. Pasaban el tiempo en un puro regocijo, ajenos a todos los males, y cuando llegaba la hora de la muerte “parecían sucumbir a un dulce sueño”. Poseían todo sin necesidad de trabajar o de luchar: “El suelo fecundo producía por sí solo una abundante y generosa cosecha y ellos vivían de sus campos, en la alegría y la paz, en medio de bienes sin cuento”
Vino a continuación la Edad de Plata, que correspondería al reinado de Zeus, caracterizada por una relativa degradación en relación con la anterior. Con la Edad de Bronce la degradación se acentúa y aparecen fenómenos como la guerra. Tras la Edad de Bronce viene la raza de los héroes, representada especialmente por los héroes de Tebas y los protagonistas de la guerra de Troya. La Edad de Hierro, por último, corresponde a la época de Hesíodo, última fase de decadencia. La descripción que ofrece el autor no presenta más que enfermedades, vejez, muerte e incertidumbre ante un futuro desconocido, angustia por el porvenir y trabajos sin fin. La Edad de Oro enmarcaba el reino de Dice, la Justicia, pero la historia posterior de la humanidad aparece como una larga sucesión de tropiezos y caídas en la hibris (la desmesura) y en la violencia.
En definitiva, Según el poeta griego Hesíodo, la decadencia moral del mundo en el que vivimos es consecuencia de la degradación producida a lo largo de cinco etapas que han marcado la evolución de la raza humana, su progresivo alejamiento de los dioses y su inexorable caída hacia el mal. Tales etapas son la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad de Bronce, la Edad de los Héroes y la Edad de Hierro. Este mito sobre la evolución humana fue igualmente narrado por el escritor romano Ovidio, en el Libro I de su obra La metamorfosis, aunque sin mencionar la Edad de los Héroes.
Todas las culturas han intentado explicar la historia de la evolución humana, el origen de nuestra especie y las razones de nuestra existencia. Antes de que la ciencia lograra dar una teoría racional al respecto, las sociedades trataban de comprender estos problemas mediante relatos míticos, es decir, historias ejemplares que explican simbólicamente las relaciones del ser humano con el cosmos.
En Los trabajos y los días, Hesíodo explicó por qué los hombres vivimos como vivimos; más aún, explicó por qué no somos iguales que los dioses y hemos llegado a ser lo que somos. Y con un sentido claramente ejemplarizante, subrayó la importancia del trabajo y de la rectitud moral para garantizarse la supervivencia y favorecer el progreso de la humanidad.
Nos referimos a un período mítico de los orígenes de la humanidad en el que los hombres vivían en la felicidad más completa en una especie de paraíso terrestre. El “mito de las razas”, tal como lo refiere Hesíodo, permite conocer en estado puro un pensamiento mítico vivo que reflexiona sobre la decadencia de la sociedad de su tiempo. Cuenta Hesíodo que fueron cinco las razas que se sucedieron desde el nacimiento de la humanidad. Los hombres de la Edad de Oro fueron los primeros, creados por los dioses Olímpicos, vivían en los tiempos que reinaba Crono. Como los dioses, vivían con “el corazón libre de preocupaciones, al margen de las penas y las miserias”; siempre jóvenes, desconocían la enfermedad y la vejez. Pasaban el tiempo en un puro regocijo, ajenos a todos los males, y cuando llegaba la hora de la muerte “parecían sucumbir a un dulce sueño”. Poseían todo sin necesidad de trabajar o de luchar: “El suelo fecundo producía por sí solo una abundante y generosa cosecha y ellos vivían de sus campos, en la alegría y la paz, en medio de bienes sin cuento”
Vino a continuación la Edad de Plata, que correspondería al reinado de Zeus, caracterizada por una relativa degradación en relación con la anterior. Con la Edad de Bronce la degradación se acentúa y aparecen fenómenos como la guerra. Tras la Edad de Bronce viene la raza de los héroes, representada especialmente por los héroes de Tebas y los protagonistas de la guerra de Troya. La Edad de Hierro, por último, corresponde a la época de Hesíodo, última fase de decadencia. La descripción que ofrece el autor no presenta más que enfermedades, vejez, muerte e incertidumbre ante un futuro desconocido, angustia por el porvenir y trabajos sin fin. La Edad de Oro enmarcaba el reino de Dice, la Justicia, pero la historia posterior de la humanidad aparece como una larga sucesión de tropiezos y caídas en la hibris (la desmesura) y en la violencia.
En definitiva, Según el poeta griego Hesíodo, la decadencia moral del mundo en el que vivimos es consecuencia de la degradación producida a lo largo de cinco etapas que han marcado la evolución de la raza humana, su progresivo alejamiento de los dioses y su inexorable caída hacia el mal. Tales etapas son la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad de Bronce, la Edad de los Héroes y la Edad de Hierro. Este mito sobre la evolución humana fue igualmente narrado por el escritor romano Ovidio, en el Libro I de su obra La metamorfosis, aunque sin mencionar la Edad de los Héroes.
Todas las culturas han intentado explicar la historia de la evolución humana, el origen de nuestra especie y las razones de nuestra existencia. Antes de que la ciencia lograra dar una teoría racional al respecto, las sociedades trataban de comprender estos problemas mediante relatos míticos, es decir, historias ejemplares que explican simbólicamente las relaciones del ser humano con el cosmos.
En Los trabajos y los días, Hesíodo explicó por qué los hombres vivimos como vivimos; más aún, explicó por qué no somos iguales que los dioses y hemos llegado a ser lo que somos. Y con un sentido claramente ejemplarizante, subrayó la importancia del trabajo y de la rectitud moral para garantizarse la supervivencia y favorecer el progreso de la humanidad.
Miguel2009:
x fa la necesito mas corta
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