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Respuesta:
Es necesario mencionar al inicio algunas breves consideraciones en torno al gaucho. En primer lugar, cuando se habla de la época y de este personaje dice, por ejemplo, Jean Franco:
También fue trágico el destino del gaucho. Como el indio, representaba una fase de la sociedad que la sociedad occidental había superado. Su vida nómada no podía sobrevivir a la creación de grandes haciendas y al establecimiento de una base industrial de conservas y exportación de carne. Como el indio, el gaucho estaba destinado a desaparecer. En el siglo XX la vida tradicional del gaucho sólo sobrevive en rasgos exteriores de indumentaria [...], en canciones y literatura, en ciertas actitudes de machismo y hombría. El poema de José Hernández El gaucho Martín Fierro (1872) capta la vida del gaucho en el mismo momento de su desaparición.[1]
En segundo término y en relación con el aspecto socio político que representaba el gaucho, marcando las injusticias que para con él cometía una sociedad en pleno desarrollo, señala José Miguel Oviedo:
Mientras la tradición gauchesca se entretenía aún con lo anecdótico y lo pintoresco, [Hernández] apuntaba al retrato de lo que había de esencial y universal en el hombre y el mundo pampeanos. Pero, al mismo tiempo, hay un programa político detrás de su creación: escribe en defensa de los gauchos, de sus valores humanos y sociales, de su derecho a ser como son. Hernández era testigo de que los “poscritos” (sobre todo Sarmiento) y los políticos liberales en posiciones de poder, habían convertido al gaucho en el gran obstáculo o rémora en la lucha por la civilización, el progreso y los valores europeos que debían ser los de la Argentina moderna.[2]