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Respuesta:
La sed es una señal que nos avisa de que ya hay que beber líquidos. Bebe sin esperar a tener sed.
Consume entre 2 y 2,5 litros de líquidos al día, que te los aportan los alimentos, como las frutas y verduras, el agua y las bebidas. En las comidas también es necesario mantener una adecuada hidratación.
Las situaciones como el calor y la sequedad ambiental y otras circunstancias especiales pueden favorecer la deshidratación. Si tienes síntomas como sed, sequedad de mucosas y de la piel o disminución de la cantidad de orina, las bebidas con sales minerales -en concreto sodio- y con azúcares de absorción rápida pueden facilitar una mejor rehidratación.
Si realizas actividad y ejercicio físico, aunque sea de forma moderada, debes hidratarte antes, durante y después de su práctica, ya que el ejercicio produce la eliminación de agua y sales minerales. Se desaconsejan las actividades físicas en las horas centrales del día durante la época estival.
Si llevas a cabo algún tipo de dieta pueden variar tus requerimientos específicos de agua y, por tanto, tus necesidades de hidratación. Sigue siempre un modelo rutinario de ingesta de líquidos durante todo el día, con especial atención en momentos de calor y actividad física