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Padre e hijo experimentan igualmente ciertas ansiedades sexuales a medida que el jovencito ingresa a la pubertad y avanza por esa etapa. Algunos padres se preocupan de que cuando se trata de sexo, todo en lo que su hijo piensa se refiere a relaciones sexuales. Esa creencia es errónea e interfiere con la comunicación entre las generaciones. A medida que el joven comienza la pubertad, él o ella se interesará mucho más en verse atractivo o atractiva para el sexo opuesto, además en encontrar y mantener a un novio o una novia, más que en el acto de hacer el amor.
Otro concepto erróneo es también bastante común entre los adultos: Muchos padres están convencidos de que si le enseñan a su hijo acerca de sexo, lo estarán alentando a que se vuelva sexualmente activo a una edad temprana. Sienten que al hablarles sobre sexo, lo están respaldando. Pero, en realidad, resulta cierto lo contrario. Cuando los niños ingresan a la adolescencia y están pasando por esa etapa, aquellos que están más informados acerca de la sexualidad son los que tienen la mayor probabilidad de posponer las relaciones sexuales. La educación sexual impartida en la escuela que promueve la abstinencia pero que también enseña métodos de control de la natalidad, ha logrado tanto retrasos en la actividad sexual como un mayor uso de contraceptivos por parte de quienes se vuelven sexualmente activos.
En contraste, cuando los padres no dan información a los niños, estos últimos recurren a los amigos o a otras fuentes de quienes tienen más facilidad de recibir información errónea; esa ignorancia -y la incapacidad de abordar la sexualidad con sus padres- puede llevarlos a tener relaciones sexuales tempranas y a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. Para repetir, los factores que causan que los jóvenes se metan a problemas son la información errónea o la falta de comunicación.
Como se mencionó anteriormente, cuando usted conversa sobre sexualidad, no pase por alto abordar el tema de los valores. Quizá su propio sistema de valores parece desactualizado por los estándares actuales, lo que puede causarle ansiedad. Aún así, no se sienta presionado para cambiar. Si abiertamente explica sus creencias -y las razones para tenerlas- a su hijo, es posible que le dé la fuerza para resistir la presión de grupo para tener relaciones sexuales antes de que esté listo.