• Asignatura: Religión
  • Autor: tomateuwu01
  • hace 5 años

relata la escena del desierto como dios llamo a Moisés​

Respuestas

Respuesta dada por: ekleticia06
0

Respuesta:

emmm

Explicación:

Dios encontró a Moisés en las circunstancias ordinarias de la vida

Este es el 5º artículo de una serie de catorce

En el desierto de Midián se hace amigo de un sacerdote pastor, se casa con una de sus hijas y empieza a asentarse en una vida familiar. Moisés pasa sus días en la rutina ordinaria de cuidar un rebaño de ovejas. Caminaría por el desierto con ellas buscando signos de agua y zonas de sombra al pie de colinas rocosas y montañas. ¡Nunca se hubiera imaginado una zarza ardiente sin consumirse o un encuentro divino que lo consumiría!

Antes de esa escena famosa leemos: "Los israelitas gemían en su esclavitud y clamaban, y desde su esclavitud, su grito de auxilio subió a Dios. Dios escuchó su gemido y recordó su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Dios vio a los israelitas, y Dios supo…" (2,23b-24). Esta es la primera vez que escuchamos un lamento público de los oprimidos. Al expresar su dolor, de alguna manera están reconociendo que son impotentes. Al mismo tiempo, reconocen que Dios puede obrar poderosamente a favor de ellos. Y de hecho, Dios así lo hace.

Aquí es donde empezamos a ver que el Dios de la zarza ardiente, el Dios de Israel, es distinto de otros supuestos dioses. El Dios de Israel no puede ser sobornado y no es sordo a la necesidad humana. El Dios de Israel, en contraste con el propio Faraón, alivia el dolor en lugar de ahondarlo. El Dios de Israel "vio" y "supo" que sufrían. Este conocer divino no se trata de reunir información; más bien es un compartir íntimo de la experiencia del dolor. Cuando escuchamos que Dios recuerda la alianza, o que recuerda a Israel, no quiere decir que de alguna manera, Dios los había olvidado.

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Respuesta dada por: emqm81
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Respuesta:

Dios encontró a Moisés en las circunstancias ordinarias de la vida

Este es el 5º artículo de una serie de catorce

En el desierto de Midián se hace amigo de un sacerdote pastor, se casa con una de sus hijas y empieza a asentarse en una vida familiar. Moisés pasa sus días en la rutina ordinaria de cuidar un rebaño de ovejas. Caminaría por el desierto con ellas buscando signos de agua y zonas de sombra al pie de colinas rocosas y montañas. ¡Nunca se hubiera imaginado una zarza ardiente sin consumirse o un encuentro divino que lo consumiría!

Antes de esa escena famosa leemos: "Los israelitas gemían en su esclavitud y clamaban, y desde su esclavitud, su grito de auxilio subió a Dios. Dios escuchó su gemido y recordó su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Dios vio a los israelitas, y Dios supo…" (2,23b-24). Esta es la primera vez que escuchamos un lamento público de los oprimidos. Al expresar su dolor, de alguna manera están reconociendo que son impotentes. Al mismo tiempo, reconocen que Dios puede obrar poderosamente a favor de ellos. Y de hecho, Dios así lo hace.

Aquí es donde empezamos a ver que el Dios de la zarza ardiente, el Dios de Israel, es distinto de otros supuestos dioses. El Dios de Israel no puede ser sobornado y no es sordo a la necesidad humana. El Dios de Israel, en contraste con el propio Faraón, alivia el dolor en lugar de ahondarlo. El Dios de Israel "vio" y "supo" que sufrían. Este conocer divino no se trata de reunir información; más bien es un compartir íntimo de la experiencia del dolor. Cuando escuchamos que Dios recuerda la alianza, o que recuerda a Israel, no quiere decir que de alguna manera, Dios los había olvidado.

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