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La Conquista
Aun cuando es ampliamente aceptado atribuir el éxito de la conquista de América a la superioridad bélica de los españoles y a las enfermedades epidémicas, Todorov afirma que ese éxito obedeció fundamentalmente –aunque no exclusivamente– a la convicción europea de su superioridad cultural. Esto permitió a los colonizadores desarrollar una gran capacidad de adaptabilidad, de entendimiento de los signos del Otro, de comunicación de sus propios signos al Otro, y de convergencia en los aspectos pragmáticos que la Conquista incluía: otra vez, la certidumbre en la necesidad de asimilar al indígena.
Al igual que en el caso de Colón, los conquistadores españoles asumieron la diferencia del Otro como signo de ausencia, y por tanto de inferioridad cultural. Por ejemplo, la diferencia idiomática de los indios fue para los españoles sinónimo de la carencia de lenguaje (p. 76). Por otra parte, la capacidad de adaptación de los españoles puede apreciarse en el primer encuentro entre Cortés y los mensajeros de Moctezuma: ante el mensaje ambiguo, que podía interpretarse como aceptación y rechazo al mismo tiempo, Cortés optó por acogerse a la primera interpretación e ignorar la segunda (p. 55). Posteriormente, Cortés entendió y tomó ventaja de la estructura política y religiosa de los aztecas, y se adaptó a ella: reconociendo el carácter subyugador del Imperio azteca e identificando sus fisiones; manejando su imagen como beligerante a la tiranía de Moctezuma y menos diabólico que él, con el propósito de inhibir la resistencia indígena, especialmente de las mujeres, y obtener aliados como los tlaxcaltecas. Asimismo, Cortés se asumió como la continuación de Moctezuma, de la misma forma en que los nuevos ídolos se sobrepusieron a los antiguos, y de la misma forma en que se exigió el mismo respeto a los misioneros que a sus antiguos ministros religiosos.
Todorov afirma preguntándose: ¿acaso este proceso de adaptación enraizado en un sentimiento de superioridad no nos demuestra que los españoles derrotaron a los aztecas a través de los signos, o mejor dicho, a través de la comunicación de dichos signos, más que a través de las armas y las enfermedades? (pp. 61-62).
Para probar tal teoría, Todorov nos dice que la Conquista significó el choque entre dos concepciones de tiempo completamente diferentes: la concepción cíclica, representada en la forma circular del calendario azteca, y la concepción lineal asumida por los españoles, que pudiera ser representada por una flecha (p. 84). La concepción cíclica del tiempo otorgó un valor central a las profecías en la cultura azteca: había que observar el pasado para conocer el futuro. Pero, a la vez, esa concepción impidió a los aztecas percibir la identidad humana del Otro como diferente pero igual. A través de la interpretación de los mensajes divinos, los aztecas alcanzaron dos percepciones contradictorias sobre los españoles: o son inferiores por ser extranjeros, o son superiores por ser dioses. A la larga, ambas percepciones resultaron ser igualmente paralizadoras e inhibieron la resistencia indígena. Según Durán, citado por el autor, los aztecas asumieron que si los españoles eran inferiores no valía la pena matarlos, pues a "Nuestros dioses no les gustaría la carne de aquellas bárbaras personas" (p. 76). En el caso contrario, simplemente no había que oponer resistencia a la superioridad divina.
De la segunda percepción –que es la más generalizada y definitiva– resulta una incapacidad evidente de los aztecas para producir mensajes efectivos al interior de su misma cultura y hacia los españoles (pp. 87-88). Por una parte, Moctezuma rara vez contestó los cuestionamientos de sus amigos y familiares.
Como la profecía de Quetzalcóatl venía acompañada del vaticinio de su deposición, ordenó el aprisionamiento de los sacerdotes indígenas, a la vez que renunció a la comunicación de tal vaticinio a los demás (pp. 7174). De esta manera, esta profecía derivó en una percepción ambivalente de los españoles (como dioses y como verdugos), lo cual hizo que Moctezuma los recibiera con un mensaje también ambiguo: con regalos y con invitaciones a irse. Dicho mensaje fue interpretado por Cortés como signo de debilidad del emperador azteca (p. 88).
coronita plisss