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La finalidad de esta obra es doble. En primer lugar, intenta
ser una introducción general a la producción teórica esencial
de Marx. Es decir, una “entrada” frontal y directa en el nivel más esencial de la elaboración científico-dialéctica del
fundador del marxismo.
Frecuentemente, y en especial en América latina, muchos
estudiantes, profesionales, militantes intentan penetrar el pensamiento de Marx, en un afán de poseer un marco teórico
para su acción política o sus investigaciones. Lo que les acontece es que se enfrentan a “manuales” –como los de Politzer
o Marta Harnecker, que han cumplido una gran función– que,
en realidad, los conducen a ciertas “interpretaciones” del
pensar de Marx, pero no a Marx mismo. En esta obra intentamos, para el que quiere “entrarle” a Marx mismo, una puerta
directa al momento esencial de su producción teórica. Y decimos “esencial” en el sentido de que en los Grundrisse el lector
no advertido será conducido por Marx mismo, con su propia
mano de pedagogo, a sus descubrimientos centrales, fundamentales, con sus propias palabras, conceptos, categorías, y en el
orden que él mismo fue descubriendo en su “laboratorio”
teórico.
Pretendemos, entonces presentar una “introducción”.
Claro está que no es una introducción que se puede usar sin
tener al menos una exigencia principal: el querer estudiar seriamente, pausadamente, profundamente el discurso mismo
de Marx. La experiencia de muchos años con mis alumnos
–tanto de la universidad como de grupos militantes sin cultura
escolar– me ha mostrado la ventaja de los Grundrisse. En ellos
Marx descubre por primera vez explícitamente la “esencia” de
su pensar teórico: la cuestión del valor como fundamento del
concepto de plusvalor. Y, repitámoslo, la cuestión del plusvalor es descubierta de manera explícita e irreversible, definiti-
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vamente, por Marx, aquí en los Grundrisse. Esta obra, entonces, es una introducción al planteo de la cuestión del plusvalor
en la biografía intelectual de Marx. Si el que se inicia comprende adecuadamente el concepto (y la categoría) de plusvalor, entenderá al mismo tiempo el fundamento de donde Marx
saca la totalidad de sus posteriores descubrimientos, que en
realidad son corolarios. Así, por ejemplo, los tres volúmenes
de las Teorías del plusvalor,
1 donde recorre uno por uno los
diversos errores y confusiones de los economistas, desde el
tiempo de James Steuart o Adam Smith, se sintetiza en la
cuestión del plusvalor: “Todos los economistas caen en el
error de considerar al plusvalor no puramente en cuanto tal,
sino como una forma particular de la ganancia y la renta. Tales
necesarios errores teóricos deben producirse. . . [porque] se
toma el plusvalor como [forma de] ganancia.”2
Los Grundrisse permiten una entrada a la producción teórica esencial porque se sitúa, por vez primera, en el discurso
definitivo de Marx. Si se entrara, como se ha hecho en los
últimos años, por las obras de juventud, como los Manuscritos del 44, en realidad se estudiaría la etapa “preparatoria”,
feuerbachiana y antihegeliana (aunque desde un marco teórico
hegeliano), económicamente incipiente. Se entraría no al pensar teórico esencial de Marx, sino a su remota anticipación.
Por el contrario, los Grundrisse son ya (y repitámoslo hasta el
cansancio: por primera vez) el descubrimiento de las principales categorías y su orden definitivos. Desde los Grundrisse
habría que ir hacia atrás (de 1857 hacia 1844 o hasta 1835)
y hacia adelante (hasta 1879).
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