• Asignatura: Castellano
  • Autor: estebanenciso
  • hace 5 años

el jorobadito resumen
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Respuesta dada por: nicollecaro2003
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Respuesta:

El jorobadito

Este cuento no es precisamente una rareza, ni será éste el primer lugar en internet donde pueda encontrársele. Pero no importa: alguien lo leerá aquí por primera vez y se impresionará con la prosa de Roberto Arlt (1900-1942), el escritor argentino que escribió también, entre muchas otras, las novelas Los siete locos y El juguete rabioso, y que ha sido admirado por numerosos autores posteriores que llegan hasta Ricardo Piglia o Roberto Bolaño.

Es un lugar común hablar de la «mirada descarnada» de tal o cual autor: de la forma en la que (se quiere decir) sus textos tratan la condición humana tal como es, sin engañar ni engañarse sobre nuestras debilidades y flaquezas. La forma en que la «mirada» de Arlt se vuelve «descarnada» es muy especial, y aún más en este cuento, que apareció en 1933 en el libro del mismo título. Los diversos y exagerados rumores desparramados con motivo de la conducta que observé en compañía de Rigoletto, el jorobadito, en la casa de la señora X, apartaron en su tiempo a mucha gente de mi lado.

Sin embargo, mis singularidades no me acarrearon mayores desventuras, de no perfeccionarlas estrangulando a Rigoletto.

Retorcerle el pescuezo al jorobadito ha sido de mi parte un acto más ruinoso e imprudente para mis intereses, que atentar contra la existencia de un benefactor de la humanidad.

Se han echado sobre mí la policía, los jueces y los periódicos. Y ésta es la hora en que aún me pregunto (considerando los rigores de la justicia) si Rigoletto no estaba llamado a ser un capitán de hombres, un genio o un filántropo. De otra forma no se explican las crueldades de la ley para vengar los fueros de un insigne piojoso, al cual, para pagarle de su insolencia, resultaran insuficientes todos los puntapiés que pudieran suministrarle en el trasero una brigada de personas bien nacidas.

No se me oculta que sucesos peores ocurren sobre el planeta, pero ésta no es una razón para que yo deje de mirar con angustia las leprosas paredes del calabozo donde estoy alojado a espera de un destino peor.

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