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Respuesta:
Mito 1: La desigualdad extrema es tan antigua como el mundo, siempre ha existido y siempre existirá
Realidad: Las intervenciones políticas pueden repercutir significativamente en la desigualdad de ingresos. En Latinoamérica, tras años de presión por parte de movimientos populares muchos países han logrado reducir su desigualdad consiguiendo que 50 millones de personas pasen a formar parte de la emergente clase media.
Mito 2: Los ricos lo son porque se lo merecen y trabajan más que el resto
Realidad: Quienes menos cobran trabajan tanto (o más) que quienes tienen sueldos más altos. Algunos de los empleos peor remunerados del mundo exigen un trabajo más duro, mientras que algunos de los mejor remunerados exigen menos esfuerzo.
Mito 3: La desigualdad es necesaria para recompensar a quienes hacen las cosas bien
Realidad: Incentivar la innovación y la iniciativa empresarial a través de recompensas económicas siempre generará un cierto nivel de desigualdad y puede ser beneficioso, pero resulta absurdo creer que el director de una empresa que gana 200 veces más que un trabajador medio es 200 veces más productivo y que contribuye 200 veces más a la sociedad.
Mito 4: La política de la desigualdad no es más que la política de la envidia
Realidad: Unos niveles de desigualdad elevados tienen consecuencias negativas para toda la sociedad. Las sociedades con mayores niveles de desigualdad económica tienen, en general, mayores índices de delincuencia, menor esperanza de vida, mayores niveles de mortalidad infantil, peor salud y bajos niveles de confianza.
Mito 5: Crecimiento y reducción de la desigualdad son incompatibles, especialmente a través de la redistribución
Realidad: La redistribución es beneficiosa para el crecimiento porque minimiza la desigualdad. Una desigualdad elevada y su aumento son, en realidad, perjudiciales para el crecimiento ya que acarrean menores índices de desarrollo y un crecimiento menos sostenido.
Explicación: