Respuestas
Respuesta:
Lo que tiene cierta tendencia hacia nuestro bien, lo que está bien dispuesto para nosotros, lo que nos secunda o nos sirve, no es favorable.
Lo que es superior a nosotros, o está cercano al lugar que ocupamos, para protegernos o asistirnos; lo que viene directamente a nuestro socorro, lo que determina el éxito o nos aparta de una empresa; lo que tiene esta potencia para inducirnos o separarnos, nos es propicio.
Una influencia más importante, más grande, más poderosa, más inmediata, más eficaz, distingue lo que es propicio de lo que es favorable.
Un cliente suplica a su abogado que le sea favorable; un pecador suplica a Dios que le sea propicio. Catón es favorable a Pompeyo; los dioses son propicios a César.
La ocasión nos es favorable y el destino propicio. Decimos indiferentemente un tiempo, una ocasión, una estación favorable o propicia: la estación favorable es un momento propio para la cosa, pero la estación propicia es el momento propio de la cosa.
Explicación:
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