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Las causas históricas del separatismo vasco
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Nuestra corriente ha sostenido siempre que los medios tácticos que el Partido puede emplear en determinadas áreas históricas y sociales, deben estar previstos y codificados en claras reglas de acción. La teoría del materialismo histórico permite al Partido revolucionario proletario, al Partido Comunista, prever los acontecimientos históricos en sus grandes líneas generales, evitando así un peligroso empirismo táctico que forzosamente influiría muy negativamente sobre la organización y el curso de la misma lucha proletaria. Hacer lo contrario, es decir buscar nuevas vías imprevistas, desconocidas por el conjunto del Partido, equivaldría, y de hecho así sucedió con la III° Internacional, a quebrar la monolítica estructura teórica y programática del Partido.
Es por tanto una necesidad vital para el movimiento revolucionario que ese rigor doctrinal y programático se plasme en líneas tácticas que no contradigan su naturaleza, determinada por la finalidad suprema de nuestro combate, la sociedad sin clases, por lo que en todo momento estas líneas tácticas siempre deben estar subordinadas al objetivo final, que es quien en última instancia las determina inexorablemente.
El abandono de estos principios marxistas básicos ha supuesto para el movimiento obrero internacional la más terrible de sus derrotas históricas. La mayor responsabilidad recae, sin lugar a dudas, sobre el estalinismo y su política de reniegos continuos y traiciones consumadas. No hay ni una sola de las grandes cuestiones sociales planteadas por la sociedad contemporánea, que no refleje la concienzuda y meticulosa tarea de falsificación llevada a cabo por ese ejército de contrarrevolucionarios profesionales.
Los planteamientos mecanicistas del oportunismo traidor en la así llamada cuestión nacional y colonial, muestran, y actualmente la guerra yugoslava constituye la enésima prueba de ello, cómo la burguesía y sus agentes una y otra vez intentarán confundir a los proletarios para que derramen generosamente su sangre, planteando como un fin en sí mismos unos objetivos que no son en modo alguno los históricamente suyos.