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La principal característica de la especie es que fue el primer homínido en caminar erguido sobre sus dos piernas. Esto lo sabemos gracias a Lucy y a otros fósiles de Australopithecus que poseían el cuarto metatarso del pie, es decir, un hueso idéntico al del ser humano. Este hueso es esencial para la habilidad de caminar erguido, y es una diferencia esencial entre esta especie y sus antepasados.
Otra característica importante es la del tamaño del cerebro, la cual podía variar dependiendo de qué especie de Australopithecus fuera. El cerebro era parecido a la de los simios actuales, más pequeño que el de los seres humanos, y más grande que el de los antepasados del Australopithecus.
La mandíbula podía variar dependiendo de la especie, teniendo algunos unos dientes muy anchos y otros unos dientes realmente pequeños. La característica general era la de tener un gran mandíbula y un mentón hundido.
Los brazos eran largos y robustos debido a que la mayoría habitaban en bosques y se movían por los árboles. Por otra parte las manos se parecían a las humanas, debido a que algunas especies ya comenzaban a usar piedras como herramientas u otros objetos.
En general los Australopithecus eran pequeños y delgados, aunque en la mayoría de casos los hombres eran más grandes que las hembras.
Todas estas características son las que nos hacen pensar que el Australopithecus es un antepasado del ser humano, ya que tiene muchas características semejantes a nosotros que otras especies de la época no tenían.
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