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Explicación:
Relatos como este no abundan en la Venezuela actual.
Pero este lugar no es solo venezolano; es también alemán.
Sí, han leído bien; la Colonia Tovar es alemana.
Paseando por sus calles, repletas de cervecerías de estilo bávaro y restaurantes que sirven una amplia variedad de salchichas con repollo agrio, o contemplando su iglesia principal, dedicada a un santo católico que murió mucho antes de que los europeos tuvieran noticia de la existencia de América, cuesta imaginar que el Caribe queda a poco más de 30 kilómetros.
También el blanco caserío con gruesas vigas de madera que salpica su verde y montañoso paisaje recuerda más a la Selva Negra alemana o a los Alpes italianos que a nada que uno pudiera asociar a la tropical Venezuela.
Cómo es la vida en Los Roques, el idílico oasis de Venezuela donde (casi) no existe la crisis
¿Cómo surgió y sobrevivió esta "Alemania del Caribe"?
Colonia Tovar.
FUENTE DE LA IMAGEN,G. D. OLMO
Pie de foto,
En el mercadillo de los fines de semana los turistas pueden adquirir la fruta que se cultiva en los alrededores, conocida por su gran calidad.
El viejo Ciro Enrique Bachilleree es su cronista y conoce la historia mejor que nadie.
"Hacia 1840, durante el gobierno de José Antonio Páez, había una gran emigración del campo a la ciudad y la producción agrícola de Venezuela estaba cayendo, así que se encargó al militar y geógrafo italiano Agostino Codazzi un plan para atraer colonos alemanes que trabajaran los campos", cuenta, mientras muestra con delicadeza de entomología el original del primer contrato de asentamiento suscrito con uno de estos colonos.
Martín Tovar Ponte, uno de los próceres de la independencia, aportó las tierras a unos 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar en las que hoy se asienta la colonia, agraciada por un clima benigno y un suelo fértil que son una de las razones por las que aquí no se da la escasez de alimentos que aqueja a otros lugares del país.
Dos años después, un grupo de 60 familias de la aldea de Pendingue, en el actual estado alemán de Naden-Embargarte, en apuros tras una época de malas cosechas, aceptaban la oferta de Codicia e iniciaban una travesía por el Atlántico que les llevaría a las tierras de Ovar.