Necesito una reflexión del año 2020, se supone que es personal, pero ahora mismo no tengo neuronas
¿Me ayudan? Plis, les doy 35 puntos
Respuestas
Respuesta:
Este año nos enseñó a no planear tanto la vida.
Más bien nos enseñó que debemos valorar la vida porque no sabemos hasta que momento nos la quitarán
Debemos valorar cada momento que pasamos junto a nuestra familia y amigos
Muchas veces no valoramos la vida que Dios nos da, nos la pasamos quejando en lugar de vivirla. Hay que ponernos a pensar en cuantas personas están luchando por su vida en una cama de un hospital deseando vivir un día más la vida que nosotros no valoramos.
Respuesta:
Súbitamente todo cambió. Un nuevo virus, muy probablemente conectado con un murciélago y salido de un mercado de una gigantesca ciudad China, amenazó a la humanidad y nos recordó que todos somos iguales. Los aviones que eran parte esencial de nuestra vida no volaron más, las fábricas pararon, los hoteles no tuvieron clientes y los cruceros multitudinarios quedaron quietos, los restaurantes se cerraron y las gentes buscaron sus hogares y a su familia para aislarse persiguiendo la seguridad.
El miedo se apoderó de todos, de los pobres y los ricos, de los gerentes y de los operarios, de los directores y los dirigidos, de las gentes de todos los países y de todos los colores de piel. Todos tememos que el otro nos contagie. ¿Qué había sucedido?
Simplemente que a pesar de las reiteradas señales de angustia que nos dio la naturaleza y de las múltiples advertencias de los científicos sobre la necesidad de cambiar nuestra relación con ella y adoptar formas de vida más austeras y sencillas, que exigieran menos de los ecosistemas de los que vivimos, ignoramos estos mensajes seducidos por el brillo ilusorio de la sociedad de consumo globalizada y seguimos explotando el mundo natural como si fuera infinito, superando su resiliencia y su capacidad de soporte.
El miedo nos ha hecho detener, reflexionar y ver que tenemos que cambiar. Lo ocurrido en este corto tiempo en que ha reinado el temor causado por el virus, también nos ha mostrado la esperanza.
Pero la superación de la crisis que vivimos no es solamente un asunto que debe abordarse desde la ciencia y la tecnología; es esencialmente un asunto cultural y político. La armonización entre el miedo y la esperanza implica, además de apoyarse en la ciencia para entender la realidad, la transformación de los valores sociales y de las formas de gobierno, reemplazando el egoísmo por la acción colectiva, la avaricia por la generosidad, la violencia por la tolerancia, el autoritarismo por la participación, la corrupción por la honestidad.
Si esta transformación se logra, será posible entender la realidad que vivimos y adaptarnos a las nuevas condiciones que nos impone. Si no se logra, no habrá futuro. En el Antropoceno no se trata simplemente de vivir; se trata de sobrevivir.