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Los metales tienen innumerables propiedades que permiten que, a través de su reciclado, se puedan lograr excelentes beneficios medioambientales, económicos y sociales. Reciclarlos es una actividad sencilla y capaz de proporcionar un importante ahorro de materias primas vírgenes.
Entre los metales que se pueden reciclar, el acero es el más común y es muy abundante entre los descartes de bienes de consumo, como automóviles viejos, electrodomésticos, latas y clavos, sin olvidar también la chatarra proveniente de obras industriales.
También se puede reciclar el aluminio. Las latas de bebidas son los objetos más comunes con este material que son llevados a reciclar. Otros metales a tener en cuenta a la hora de reciclar son el cobre, bronce, latón, plomo, oro, plata, etc., que pueden reciclarse, aunque estos consuman un poco más de energía en el proceso.
La importancia de reciclar metales radica, sobre todo, en la cantidad de ahorro de energía y agua que implicaría trabajarlos desde su origen. Así, por ejemplo, la producción de aluminio a partir de la chatarra supone un 95% de ahorro de energía y en el proceso de reciclado el metal conserva todas sus propiedades y características.
Además, el aluminio puede reciclarse un número ilimitado de veces. Y como es un material extremadamente ligero (1/3 del peso del cobre o del acero), con una excelente resistencia a la corrosión, algo importante en productos que requieren protección y conservación; una buena conductividad de la electricidad y el calor; sin magnetismo ni toxicidad; con propiedades reflectoras de luz, impermeable y fácilmente deformable, su importancia de reciclado es aún mayor.
Este metal alcanza unas tasas de reciclado en la Unión Europea (UE) muy elevadas pues se llega a reciclar hasta un 50% en envases, un 85% en materiales de construcción, y un 95% en elementos de transporte. Esto genera un impacto ambiental muy positivo, pues la producción anual de aluminio reciclado en Europa asciende ya a 4 millones de toneladas.
El acero, otro metal completamente reciclable al final de la vida útil del producto, puede ser también reciclado un número ilimitado de veces, sin perder calidad. En un año normal, la industria mundial del acero a través del reciclado, ahorra el equivalente a la energía requerida para 110 millones de hogares. Un producto de acero puede reciclarse a pesar de su origen. Es el material más reciclado del mundo, más que el aluminio, el plástico y el vidrio juntos.
Por tanto, el reciclaje de los metales contribuye de forma relevante a no empeorar la situación actual de contaminación, ya que al reciclarlos se reduce la contaminación del agua, aire y los desechos en un 70%.
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